Desde hace dos semanas vengo leyendo en las redes sociales, noticias de aumentos de sueldos. Lo primero que leí, fue sobre el incremento del salario mínimo y ahora con más fuerza ha rodado el ajuste del tabulador de salarios de la Administración Pública Nacional. Hasta ahora son noticias falsas y en el último caso, una información sin confirmar.
Estas "bolas" generan un intenso debate en los distintos grupos, y quienes tenemos un salario, quedamos con la incertidumbre y a merced del silencio oficial. En otros tiempos, no muy lejanos el Presidente mismo, hacia el anuncio en cadena nacional, ahora queda en manos de un diputado, y ni siquiera el ministro del trabajo asume el anuncio. Son aumentos huérfanos y desamparados.
El último aumento del salario mínimo fue en mayo, cuando ascendió a 400 mil Bs. más el bono de alimentación: 450 mil, lo que en suma constituyó el denominado "ingreso mínimo", que en la actualidad es menos de 2 dólares mensuales a la tasa oficial. No se puede vivir con ese ingreso, aunque te lleguen todos los bonos del sistema Patria, que suman más de 8 veces el salario mínimo.
Quienes trabajan para los privados tienen mejores ingresos, pues se siguen adelgazando las nóminas, aumentando las bonificaciones, flexibilizando de mutuo acuerdo derechos, para que los trabajadores perduren, pues con una oferta superior se migra.
En el sector público, es casi una bendición la pandemia, pues permite hacer otras cosas, mientras se cumple en lo mínimo. Así que muchos terminamos como buhoneros, trabajando en otro lugar, o sencillamente apoyados por un familiar en el exterior. Digamos, hay una externalización de costos en la administración pública.
Ahora bien, en todo este panorama quienes están más vulnerables, son nuestros pensionados y pensionadas.
Para la gran mayoría de los que trabajamos en Venezuela, el ingreso por la vía de salario no garantizan las condiciones materiales para la reproducción de la vida. Y eso se expresa cada en nuestra vida cotidiana: menos alimentos, menos vestido, entre otros elementos fundamentales.
La dirigencia política para nada ignora esta realidad, porque si algo tienen es el oído pegado a estas y otras realidades, pero están gestionando su sobrevivencia política y parece que somos un costo aceptable.
