En los medios uno siente hasta el llanto, los gritos de desesperación de una masa inmensa de trabajadores que parece temer, hasta aterrorizada está, que el gobierno se proponga eliminar el derecho que tienen al pago de vacaciones o "el recreacional", como lo llaman en el caso de los jubilados.
Según los contratos, tomo como base el relativo a los educadores, se debe pagar 28 días adicionales, dado se les paga por quincenas, quedando por fuera un total aproximado de 4 semanas, pues ellos en verdad contratan por horas semanales, más 60 días de vacaciones a los activos y este mismo derecho, establecido en el contrato colectivo a los jubilados, en cuyo caso se habla de "bono recreativo". El pago de tales derechos se corresponde con el último salario cobrado por el trabajador, en este caso el mes de junio.
No obstante, como las gobernaciones, desde los viejos tiempos, prestan igual servicio educativo, han venido firmando sus contratos con los trabajadores respectivos y en alguno de estos, el convenio llega a más de los 60 días o dos meses correspondientes al universo del MPPE.
Pero resulta que, por disposición gubernamental, desconozco en que se fundamenta para eso, desde hace un tiempo, optó por asignársele a la ONAPRE u Oficina Nacional de Presupuesto, dependiente del Ministerio de Planificación, la facultad no sólo de disponer lo que en cada gobernación y MPPE debe pagársele a los trabajadores todos y en particular a los del área educativa. Es decir, es lo que uno interpreta, volvemos a la vieja idea del Estado ultramontano, según la cual, los trabajadores del Estado no existen, sino volvemos a lo de empleados públicos. Lo que fue derrotado hace muchos años, en los primeros tiempos del puntofijismo, cuando los docentes alcanzamos el derecho a contratar y ser llamados trabajadores y no empleados públicos, lo que luego se extendió al resto del universo respectivo. De donde uno puede decir que esta revolución, en ese asunto, en lugar de avanzar, dio bastantes pasos hacia atrás.
Por esto, la ONAPRE, como todo dogmático, elaboró una tabla, como quien tira una línea y establece unos límites a su real disposición y dispuso lo que cada quien debe ganar. Con ese proceder generalizado, se llevó por delante los contratos de trabajo, del MPPE, de las gobernaciones y determinó, a su real saber y soberbia, lo por hacer en ese mundo. Para ella los contratos de trabajo no cuentan y menos el Derecho del Trabajo, el Ministerio respectivo y por supuesto los sindicatos están de sobra. Nada vale discutir entre el patrón y sus trabajadores, menos firmar nada, pues en definitiva, lo por hacer y el cuánto pagarle a los trabajadores, lo determina la ONAPRE y, como dicen en Cumana, "al carajo los enfermos que el hospital se cayó".
De nada vale que los trabajadores acudan a reclamar a sus respectivos jefes, quienes con ellos firmaron sus contratos, menos al Ministerio del trabajo, vainas del idealismo, a quien se le supone como el ente prístino entre trabajador y empleador para dilucidar los entuertos, pues la ONAPRE, uno no sabe cómo y por qué, borró todo lo que antes estaba en las Leyes del Trabajo. Y lo más curioso es que aquel, el Ministerio del Trabajo, acepta gozoso tal proceder.
Leí a alguien contar una historia infantil, según la cual, la ONAPRE es como un alma pura y hasta angelical, pese su rudeza, no sólo por su nombre –pronúncielo el lector y notará su aspereza, suena como el cerrar una pesada tapa de un viejo baúl– sino por sus fines, creada para promover el socialismo. Según esa fantasía, ella tiene el fin de igualar los salarios, como que todos ganemos igual; pero como para alcanzar esa meta, según ella, con su visión capitalista muy primitiva por cierto, tanto que hasta parece copiada, es necesario igualar por debajo, es decir que los de arriba, profesionales, técnicos, académicos, etc., menos quienes ejerzan cargos importantes de gobierno, como el mismo Ministro de Planificación y el jefe de la ONAPRE pasen a ganar como los de abajo. Para que el presupuesto cuadre, entonces hasta a estos hay que quitarles las primas y hasta las hermanas. Es algo así como expropiar el salario para alcanzar la igualdad.
Por eso, la propia ONAPRE, establece un salario mínimo, que no es ni siquiera tal, sino una limosna. De esa manera "mata dos pájaros de un tiro". Mantiene el salario de los trabajadores públicos al nivel casi de la esclavitud y pone un hito, marca y punto de partida muy bajo como referencia para pagar los trabajadores del Estado y también del sector privado. En este mundo, el de los empleadores, están felices, pues les ponen una marca muy pequeña, como si a Yulimar le pusieran 3 metros en el salto triple. Pues, si ellos debieran, porque pueden, pagar 400 ó 500 dólares de salario mínimo, sólo pagan 100 y, por la marca que les puso la ONAPRE, aparecen por demás generosos, progresistas, de la burguesía revolucionaria y de paso moral y legalmente le restan fuerza al movimiento obrero para luchar por sus reivindicaciones.
Pero esto que hace la ONAPRE, alguna gente y hasta buena, cree que es lo mejor que en el mundo se hace por la clase obrera.
Es decir, que la ONAPRE se haya abrogado el derecho de determinar lo que el trabajador debe ganar, por encima de sus derechos laborales, los contratos de trabajo y hasta eliminar el derecho a la protesta por mejoras salariales y además poner la raya desde donde el empleador privado debe partir para que no pague mucho a esos trabajadores ambiciosos, es una proceder revolucionario y hasta una vía, un riel engrasado hacia el socialismo. Pues para la ONAPRE y por ella, en Venezuela la lucha de clases expiró. Todo está bien y en equilibrio. ¡Basta ya con tantas ambiciones economicistas! La igualdad en ellos es un concepto curioso, se logra, haciendo a la mayoría muy pobre, igualmente pobres, pese allá, afuera de ese universo, otro más pequeño se iguala en la bonanza.
Pero el asunto va más allá. El día 22 de julio el MPPE canceló además de la segunda quincena de julio, dos cantidades adicionales que, según algunos voceros, uno no sabe quién, porque son como clandestinos o mejor sin nombre propio, corresponden el 25% de los 28 días de los cuales hablamos arriba y la otra el 25% del bono vacacional y recreativo. Como hemos dicho antes el primero corresponde a los activos. Otros voceros o una vocería estruendosa desesperada y otra, mal intencionada, con el aparente interés de confundir y exaltar más los ánimos, usa una expresión, aparentemente proveniente del MPPE, según la cual "cumplimos lo acordado", como que eso significa que ya está saldado todo el compromiso.
Es decir, al gremio docente en particular, su mayoría, le han hecho creer que con esa pírrica cantidad del 25 % pagada el 22 de este mes, ya el MPPE dio por cancelado su compromiso de esta fecha. Según se dice, el MPPE estaría desconociendo el derecho de los trabajadores a cobrar sus vacaciones, aguinaldos, etc., a partir del último salario devengado.
Lo trascendente y hasta prueba como las conductas gubernamentales y hasta de los gremios y sindicatos mismos no han cambiado, que subestiman o manipulan a los trabajadores, que nadie sale a dar una explicación que calme la angustia que cunde entre ellos.
Aparte de las artimañas reaccionarias de la ONAPRE, contrarias al trabajador, que al mismo tiempo hace un enorme favor al empleador privado, pues le pone un punto de partida en materia salarial por demás infame y miserable, según sus defensores para de esa manera contribuir a "construir", como si fuese un edificio de bloque, que parte de la elaboración de un plano, dibujado y en buena medida inamovible, el socialismo, los supuestos defensores de la clase trabajadora callan. Unos siguiendo las órdenes del patrón, en este caso el Estado, como para medir hasta la respiración a ver qué pasa, "hasta dónde llego" y otros, quienes hacen de opositores, como prestando su silencio para que este se vea tentado a llevar más allá de lo indecible los planes de la ONAPRE.
"Es curioso", pudiera decir uno, como cuando se asombra, pero el silencio es la común estrategia de ambos para enredar más. Unos porque quieren saber hasta dónde llegar y otros para que su contrario se exceda y sólo tener un argumento para llamar a "La salida".
No obstante, a uno que si algo bueno tiene es no indisponerse irracionalmente contra nadie, le cuesta creer que Maduro, habiendo sido dirigente sindical y políticamente formado entre las fuerzas de la izquierda, esté al tanto de tamaña estafa e injusticia contra los trabajadores.
Mientras tanto, unos pocos protestan, pero esta parece no acompañada de la verdad, sino del mismo silencio de los otros. Pareciera les une algo, el confundir.
Los trabajadores parecen desasistidos, sólo unos pocos a sus reclamos atienden con el proceder pertinente. Los demás callan, como quien espera "pescar en río revuelto