En tiempos de revolución

¿Se gesta un 27 de febrero laboral?

Por estos días recordamos a febrero del 89, el 27 muy en particular, gobernaba el Fondo Monetario Internacional nuestro país, a través de Carlos Andrés Pérez, quien iniciaba “su” gobierno anunciándonos a los venezolanos y venezolanas la implementación de un ajuste o “shock” económico, como era la moda por esos tiempos en nuestros países; la era neoliberal, estaba en pleno apogeo y Venezuela no podía escapar a los designios que el imperio preveía para sus colonias y semicolonias. La respuesta popular no se hizo esperar, en casi todo el país, el pueblo hizo sentir su rabia contra la clase dominante que, acaparaba los alimentos de primera necesidad, elevaba las tarifas del transporte público y ambiciosa, como es, aspiraba que, a costa de nuestro pueblo, mantener su tasa de ganancia elevada, pese a la crisis económica que ya vaticinaba afectar severamente la economía nacional, en ese entonces. La rebelión popular se hizo sentir en las calles como nunca antes, de hecho el gobierno cayó en esos días, y no hubo quien asumiera sus riendas, por la falta de dirección política de esa rebelión, lo que permitió al gobierno adeco recuperar sus fuerzas y, en estrecha alianza con Copei, acudieron a las armas de la Fuerza Armada a fin de reprimir la fuerza popular, miles de compatriotas muertos fue el resultado de la reprimenda encabezada por Carlos Andrés Pérez, su gobernador Antonio Ledezma, su gendarme militar Italo del Valle Alliegro y la solidaridad política de su partido AD y su concubino Copei, allí están los responsables de los muertos de lo que algunos han llamado el “caracazo”, que fue un hecho político que no se circunscribió a la ciudad capital, sino que tuvo alcance en las principales ciudades del país. Si nos pidieran definir los sucesos del 27 de febrero y días subsiguientes, sencillamente lo llamaríamos como el Prólogo Histórico de la Revolución Bolivariana, actualmente en curso, y es allí donde radica su importancia.

En los tiempos actuales mucho ha cambiado en nuestro país, quienes salieron a las calles a manifestar su descontento contra el Fondo Monetario Internacional, su gobierno y sus medidas neoliberales, hoy en día se ven reivindicados por el Gobierno Revolucionario y sus políticas de marcado corte social, antineoliberales; lo cual, es una garantía de estabilidad social, lo que lleva a muchos a predecir la imposibilidad de que un nuevo 27 de febrero pueda repetirse en nuestro país; no obstante, sí creemos posible la reedición de pequeños 27 de febrero de marcado carácter local, habida cuenta la acumulación de problemas que no son atendidos, adecuadamente, por los gobernantes de nuestro país, llamese Alcaldes, Gobernadores y, hasta el propio Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Ejemplo de ello, es lo que está sucediendo en el sector laboral de nuestro país, donde se han venido acumulando desde el segundo semestre del año pasado, un conjunto de problemas que vienen afectando a un considerable número de trabajadores y trabajadoras, tanto del sector público como el privado, a quienes se les está negando el derecho constitucional a una digna contratación colectiva, valga decir, a mejores condiciones de vida. Debemos destacar los casos emblemáticos de los funcionarios públicos, del Metro de Caracas, de los trabajadores universitarios y de los trabajadores del sector eléctrico nacional, algunos de los cuales, incluso, ya hasta firmaron sus normativas laborales y se encuentran a la espera de que se les homologuen sus contrataciones colectivas, otros ya se las homologaron pero, sorpresivamente, les devuelven sus contratos firmados y homologados aludiendo falta de recursos, valga decir, se provoca al movimiento sindical venezolano, que no puede seguir en la pasividad en la que se encuentra, su unidad es fundamental para enfrentar a quienes desde el Gobierno Revolucionario desconocen la voluntad del Comandante Presidente Hugo Chávez, quien ha definido su gobierno como “obrerista” y, en la actual coyuntura económica, se ha comprometido a no sacrificar lo social. Lo que coloca al Gobierno Revolucionario en una situación de ambigüedad, ya que una cosa dice el Comandante Presidente y otra hacen sus colaboradores más inmediatos.

Así tenemos pues, a los empleados públicos quienes el pasado 23 de julio de 2008, presentaron ante la Inspectoría Nacional y Asuntos Colectivos del Trabajo del Sector Público su propuesta de Contratación Colectiva sin que, hasta la fecha, hayan sido convocados a discutirla, mucho menos el Gobierno Revolucionario ha anunciado los nombres de sus negociadores, lo que es indicativo que dicha propuesta de contratación se ha engavetado en algunos de los ministerios que conforman la mesa de discusiones, el de Planificación es el señalado por el dedo acusador de la Federación de Trabajadores Públicos, FENTRASEP.

En igual situación se encuentran los hermanos trabajadores del sector eléctrico nacional, agrupados en FETRAELEC, quienes vienen presenciando el estancamiento de las discusiones que venían realizando sobre su contrato colectivo, iniciaron su discusión el pasado 28 de agosto, aprobando desde esa fecha apenas 25 cláusulas, hasta diciembre pasado que se paralizó dicha discusión, los trabajadores acusan a los directivos de Corpoelec como responsables de esta paralización.

El sector universitario no escapa tampoco a esta problemática, después de firmar el pasado 28 de octubre su primera contratación colectiva con el Gobierno Nacional en toda su historia de existencia, la misma no ha podido entrar en plena vigencia, debido al trámite de homologación correspondiente, al parecer es en Planificación donde se han colocado serias trabas a su vigencia; incluso es de destacar, que en los reparos que hizo este Ministerio queda claro, la descoordinación existente en el Gobierno Revolucionario, cosa loca, ya que se trata del Ministerio de Planificación, quien al parecer no planifica nada, ya que una de sus objeciones era referente a la cancelación de la prima por hogar año 2008, decían en ese ministerio que su costo era muy oneroso, solo que sus funcionarios no se habían tomado la molestia de llamar a Min. Educación Superior y percatarse que ya dicha deuda había sido cancelada, así estamos en esta República Bolivariana, pasando pena. Y todo esto ocurre, mientras autoridades ucevistas deciden en primera discusión auto aprobarse un bono anual de 90 mil BsF (90 millones de bolívares de los viejos).

Finalmente, tenemos el caso más dramático, que es el del Metro de Caracas, cuya IX Convención Colectiva fue discutida, aprobada, firmada, refrendada y homologada en diciembre pasado, cumpliendo todos los requisitos de Ley. No obstante, el nuevo Presidente del Metro, el compatriota Claudio Farías, estando nosotros en plena batalla por la aprobación de la Enmienda Constitucional, decide unilateralmente, bien sospechosa por cierto esta actitud, no aplicar la vigencia de este instrumento regulador de la relación laboral en dicha empresa. Con excusas bien sospechosas también, como por ejemplo, la falta de consulta al Consejo de Ministros, tumbada de inmediato por el Ministerio del Trabajo que, al recibirla la reenvió de inmediato a ese órgano gubernamental, con lo que se cumple con dicho requisito. Sostiene el compatriota Farías, para apoyar su postura, que los trabajadores del Metro no merecen algunos beneficios porque no generan utilidad, o rentabilidad como lo llaman los capitalistas, argumento que lo desnuda completamente, ya que llega al Metro hablando de socialismo y con un discurso rojo rojito.

Un capitalista disfrazado de socialista es lo que montó Diosdado Cabello a dirigir el Metro de Caracas, con razón se pierde en Miranda, cuántos escuálidos más no tendrá disfrazado en cargos de dirigencia. De todas, Farías nos plantea un debate bien interesante para nosotros los trabajadores y, en general, para quienes nos declaramos adeptos de esta Revolución Bolivariana, quienes hasta no hace mucho, considerábamos al Metro de Caracas como una empresa de producción social, perteneciente a todos y todas las venezolanas, cuya rentabilidad es fundamentalmente social. Pero, entrémosle al debate propuesto por Farías, vayamos a los clásicos, Marx por ejemplo manifestaba que: “La industria del transporte forma, una rama independiente de producción y, por tanto, una base especial de inversión del capital productivo. Por otra parte se distingue por el hecho de manifestarse como la continuación de un proceso de producción dentro del proceso de circulación y para éste…”(El Capital, tomo III, pág. 135), el producto específico de esta industria es la modificación espacial de las mercancías o personas; este producto particular es indiferente al hecho de que se vaya a consumir en forma productiva o no, es decir, que los objetos transportados sean materias primas, trabajadores o la población en general. El hecho básico es que un capital dado (equipos de transporte), mediante la utilización del trabajo asalariado, obtiene un excedente de valor-producto (desplazamiento espacial de los objetos), mediante el cual realiza una determinada cantidad de plusvalía. En el caso del transporte, una vez realizado el trabajo no queda huella de dicho trabajo en el valor de uso de la mercancía, pero si en su valor de cambio, el cual se ha elevado en proporción al nuevo trabajo involucrado en la mercancía que ha cambiado de lugar. Para Marx son productivos no sólo aquellos medios de transporte que modifican la ubicación espacial de los objetos sino también todo aquel trabajo referido a la comunicación: “Hay sin embargo, ramas industriales independientes donde el producto del proceso de producción no es un objeto nuevo, una mercancía. Entre ellas, la única que tiene importancia económica es la industria de las comunicaciones, tanto la industria específica de transporte de personas y mercancías, como la destinada a la transmisión de noticias, cartas, telegramas, etc…” Pues bien, como vemos en Marx, el trabajo en el campo de la comunicación, interpersonal o de masas, se considera productivo, valga decir, lo que le interesa al compatriota Farías, generador de utilidad o rentabilidad, en términos capitalistas, pero rentabilidad social, que al parecer, es lo que no le gusta al compatriota Presidente del Metro de Caracas, quien se autodefine como socialista.

La unidad sindical es fundamental para derrocar la burocracia gubernamental que cercena el derecho constitucional a la Contratación Colectiva, en esta década de Revolución Bolivariana se han firmado 6.158 convenciones colectivas y 5.682.995 de trabajadores y trabajadoras beneficiadas (Fuente: MINPPTRASS), dan fe que efectivamente cuando el Comandante Presidente Chávez afirma que su gobierno es “obrerista”, los hechos lo reafirman. Entonces, que está pasando actualmente Comandante? Revisión, Rectificación y Reimpulso en su gabinete, fuera los yuppies de Planificación. Revolución y más Revolución!!! Diálogo Sí, pero con los trabajadores y trabajadoras de la Patria…

Caracas, 28 de febrero de 2009
henryesc@yahoo.es


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Henry Escalante


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