Comúnmente se dice que el socialismo es el sistema de la clase obrera o como la llamó Carlos Marx, el proletariado, esto fue así porque la lógica del capitalismo hacía presumir que el mundo se iba a llenar de fabricas con chimeneas y solo iban haber burgueses y proletarios, y los proletarios serian los sepultureros de la burguesía y su sistema capitalista; nada más aislado de la realidad, con lo que pasó después, sobretodo en todo el siglo XX, y peor aun a su final y lo que va del siglo XXI. La burguesía no “pobló” al mundo de chimeneas, por el contrario, más que desarrollar el industrialismo, desarrollo la parte más parasitaria del proceso productivo, como lo es el dinero, este se convirtió en la mercancía más preciada y se instauro el capitalismo financiero y con ello llego el imperialismo; y entonces los países capitalistas se fueron a dos guerras mundiales fratricidas, para repartirse el botín del mundo, resultando ganador el imperialismo yanqui, fue el más malo y el más duro, por ello gano.
El imperialismo yanqui, sustentado en la financierizacion y el militarismo, poco le importa el desarrollo de las fuerzas productivas o el industrialismo, lo que le interesa es el poder y el control tanto financiero como militar del mundo, al mundo lo controla un psicópata de la peor calaña, el anti-cristo, es un mero cuento de hadas frente a la violencia y maldad que el genera. Pero muchos marxistas, seguimos con los libretos, ciertos y acertados de Carlos Marx, pero sin adaptarlos a la realidad actual; en esa honda están los que sufren del síndrome del obrerismo tardío y algunos social-demócratas, social-cristianos y neoliberales quienes pretenden “darnos a tomar de nuestra propia medicina”, es decir, utilizar a la clase obrera en contra del socialismo y de la revolución socialista, algo parecido a lo que hizo el oscurantismo cristiano católico financiado y apoyado por la CIA, en la Polonia de Walesa y Wojtyla, y algo parecido ha venido haciendo en las ex republicas soviéticas, quienes afortunadamente han venido despertando y la más grande de ellas la nuclear Ucrania, acaba de dar al traste con la fulana revolución naranja, la cual ya es historia y se ha vuelto a compadrar con Moscú.
El sindicalismo, es un forma de lucha pre-socialista, típica de la era de predominio capitalista, en donde los gobiernos al servicio de la burguesía, que son todos totalitarios con careta de democracia, criminalizan la lucha por el socialismo (Apresan y asesinan a militantes revolucionaros), y no le queda otra cosa al proletariado que luchar por mejoras de tipo económico reivindicativo, por intermedio de sindicatos utilizado la legislación burguesa del trabajo.
Esas luchas sindicales o reivindicativas de la clase obrera son insuficientes y no desarrollan el espíritu de clase y el verdadero fin de los trabajadores (Hoy en la globalización neoliberal, la mayoría desempleados), cual es la lucha por el poder político, para implantar el comunismo y liberar a la sociedad entera del yugo de los sistemas de explotación del hombre por el hombre.
El proletariado de la globalización neoliberal conjuntamente con la mayoría de sus hermanos de clase, quienes se encuentran desempleados o sub-empleados, deben luchar más por la toma de las fabrica o el control obrero de las mismas o la autogestión, que por las lochas o migajas de los capitalistas; no se trata de arrebatarles migajas o platos de lentejas a los burgueses; se trata de tomar en justicia (Arrebatárselo, expropiar), las fabricas o medios de producción, el cultivo y la cosecha de las lentejas; y algo mas importante, apoderarse del poder político, principal sustento jurídico-policial-militar del capitalismo, para utilizar ese instrumento de poder, al servicio de las tomas de fabricas y medios de producción y el reparto de las riquezas sociales a toda la sociedad; ese es el verdadero papel liberador de los trabajadores y trabajadoras en el capitalismo; liberarse a si mismo, liberando a la sociedad.
En Guayana, tanto la derecha felona como un sindicalismo reformista atrasado y “apolítico”, con boina roja, quiere echar la rueda de la historia hacia atrás; en vez de tomar el poder en las fabricas, desarrollar las fuerzas productivas y el acero, aluminio y oro aguas abajo por intermedio de las comunas obreras, manifestadas en esta primera etapa en consejos de fabricas; andan pidiendo “pasivos laborales” y tienen un “plan Guayana” dizque para las mejoras ambientales en las factorías, todo con el fin de desviar al proletariado, de su gran, verdadera y única función; la implantación del socialismo, por medio de la toma del poder político y económico en las empresas; y todo esto se hace, cuando tenemos a un presidente, quien cumpliendo con la verdadera ley divina (El comunismo), ha venido empoderando a los trabajadores y dándole facultades para que las utilicen pero pareciera que estos ni escucharan ni entendieran este mensaje, por el contrario, están utilizando estas facultades para beneficio propio y de grupo o secta.
Si la actual dirigencia obrera de Guayana, termina por ni entender, ni cumplir su papel y rol histórico, será desplazada, porque de las catacumbas del pueblo insurgirán verdaderos trabajadores que tomaran las fabricas para ejercer el control obrero y darle por fin el rumbo socialista que se merece nuestro país y nuestra América.
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