Ayer estuvo de visita mi hijo mayor. Compartimos un breve momento, el tiempo siempre es trasgresor de los buenos momentos, almorzamos y me contaba los vaivenes de su nuevo trabajo. Mi hijo estudia el último semestre de contaduría pública en la UCLA no se ha podido graduar por el guarimbeo de la oposición; mi hija, igualmente no se ha podido graduar, estudia en la Rómulo Gallegos, por la ineficiencia de sus autoridades ha perdido dos años.
Me decía mi hijo que ahora es un “emprendedor”, que vende mercancías al detal en Cúcuta, que el matraqueo de las “autoridades” venezolanas es insoportable. En este último viaje le fue muy bien según él me contó; pudo reunir más capital y por ende tuvo mayores ganancias. Se quejaba mi hijo que para pasar la frontera hay que bajarse de la mula con la Guardia Nacional, con el SENIAT y ahora con el SEBIN.
Este fin de semana al llegar a la frontera le pagó a una tipa que inocentemente está al lado del puesto de la Guardia Nacional alquilando teléfonos, es una mampara, la tipa matraquea a nombre de los guardias nacionales y luego les hace seña para que dejen pasar al que les pagó la matraca; seguidamente se deslizó del corcel con la gente del SENIAT afortunadamente, me dice mi hijo, el matraqueo fue menor porque arguyó que él era contador y que se estaba rebuscando; la vaina no terminó allí luego se le acercó alguien y le dijo “sé que le dejaste tanto a la muñeca, tanto al SENIAT, falta lo mío” el sujeto era del SEBIN; ¡qué decepción! la policía política en vez de controlar el matraqueo se une al coro de delincuentes armados por el Estado para proteger a los ciudadanos y armados atracan a los ciudadanos en nombre del Estado... qué asco éste trabalengua.
Mi hijo se coloca en una calle de Cúcuta a vender su mercancía. Me contó que ya ha presenciado cómo venezolanos que van a la frontera a atracar, los desaparecen. Me contó que en una oportunidad vio como a un chamo le entraban a coñazos entre varias personas y luego no se supo más de él. En otra oportunidad iban corriendo tres chamos, acaban de atracar, eran venezolanos, y una multitud los seguía ya iban heridos en el pecho; una persona le metió el pié a uno y éste cayó al piso; al siguiente día apareció degollado en un riachuelo.
Estoy angustiado con estos relatos de mi hijo. Cuántos hijos han emigrado que no forman parte de la diatriba política que ya raya en la bufonada. Qué le digo a mi hijo: no, no hagas eso yo te voy a ayudar económicamente; cómo lo hago, con mi sueldo. Qué tragedia la de nuestra juventud y la de nosotros los padres que desde diferentes posiciones políticas somos gente honrada. Qué tragedia ver cómo desde el gobierno y desde la oposición un grueso número de personajes le siguen sacando provecho a la crisis. Los politiqueros corruptos siguen en sus negocios unos reciben dólares del Estado y otros de Washigton; los cuerpos policiales y militares penetrados gasta los tequeteques de la corrupción, curas y pastores engañando a sus feligreses en nombre de Dios; comerciantes inescrupulosos abusando día a día y el pueblo… Ojala podamos despertar un buen día oir al panita Alí: “el pueblo es sabio y valiente…” …y anteponer la vida antes que las posiciones ideológicas que tal como lo dice Ludovico no es otra cosa que falsa conciencia.