Nuestro país avanza muy lentamente. Hemos recibido miles de millones de dólares en los últimos quince años. Una gran parte de ese dinero lo hemos invertido en reconstruir, recuperar obras existentes. Al parecer ese ha sido el negocio del siglo pasado y del actual. Constantemente vemos anuncios de que se está recuperando tal o cual parte de Caracas.
Sería interesante sacar la cuenta del número de veces que se ha rescatado el Calvario y los millones de bolívares que se han gastado en cada recuperación. Lo mismo puede decirse de la Escuela Gran Colombia, la cual ha sido re-inaugurada numerosas veces. Quienes usamos a diario la autopista Valle-Coche hemos presenciado las numerosas reconstrucciones que han sufrido las áreas verdes a los largo de esa vía. La lista sería muy larga de obras que han sido recuperadas.
Yo creo que con todo el asfalto que se ha usado reconstruyendo la autopista Valle-Coche, la autopista Regional del Centro y otras vías creo que se le podría dar una vuelta a la Tierra con un banda de asfalto de ancho de un metro. Con todos los miles de millones de bolívares que se han gastado en cada una de esas reconstrucciones se habrían construido toda la vialidad que necesita el Estado Aragua y más.
Ahorraríamos muchísimo dinero si nos dedicáramos más al mantenimiento y menos a la reconstrucción. Pareciera que el primero no es tan lucrativo. Seguro que la segunda ofrece muy buenos dividendos.
La construcción del socialismo exige que se detenga la reconstrucción de viejas obras. De lo viejo nunca saldrá lo nuevo. Creo que sería mejor demoler todas esas obras y construir nuevas obras, de esa manera no tendremos que reconstruirlas una vez más el año que viene. Me sabe un comino la fuente de la Plaza Venezuela, en lugar de reconstruirla preferiría construir una fuente nueva en la entrada de Guatire.
Socialismo es construcción, no más reconstrucción.
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