La demanda de reunir un congreso constituyente del periodismo se hace cada vez mas reiterada. Un sector del gremio lo está proponiendo desde hace dos años, sin que los organismos gremiales muestren algún interés. ¿Es realmente necesario discutir en profundidad el periodismo, los medios, la ley y el gremio? ¿Es oportuna una reflexión sobre tales asuntos? ¿Y quiénes podrían participar en ese encuentro constituyente?
Precisamente cuando el periodismo en el mundo debate y ensaya en torno a su futuro y a los cambios planteados, cuando aquí en Venezuela se propone esa discusión, y siendo como es hoy el Día del Periodista en homenaje a un periódico que nació un día como hoy hace 192 años, nada mas oportuno que introducir algunas ideas. En primer término, precisar qué es lo que debe discutirse.
En mi opinión debemos comenzar por lo mas trascendente, como es la tendencia mundial de transformación de la prensa. Existe una merma en la circulación (Últimas Noticias sigue siendo una excepción) y de la audiencia de los noticieros audiovisuales, y cada vez emigran mas lectores hacia las diversas plataformas de Internet. La gente sigue buscando pero por otras vías, información, opinión y entretenimiento que tradicionalmente se han ofrecido en papel. Hoy se dice que para estar informado leer el periódico no parece indispensable. Esa realidad ha hecho que cada vez los más importantes diarios se transformen en nuevos productos que atiendan las nuevas exigencias, y cuyas redacciones se integran con multimedia. Tales cambios exigirán nuevas y más complejas formas de ejercer el periodismo. En la creación de contenidos multimedia deben involucrarse todos, o casi todos. En ninguna parte hay respuestas únicas ni modelos a seguir. El futuro del periodismo se discute ahora. De suerte que una materia como ésta debe estar en cualquier agenda de reflexión del periodismo y los medios.
Otro aspecto importante y novedoso, es la aparición de centenares de medios concebidos y elaborados por periodistas no profesionales ni colegiados. Nadie sabe cuál es su audiencia ni los efectos que sus mensajes están teniendo entre sus usuarios o consumidores, pero aquí en Venezuela es una realidad que no puede ser inadvertida. Hace unos diez años no se podía hablar entre nosotros con propiedad de periodismo y medios comunitarios. Hoy se sabe cómo se come eso. Simultáneamente, hay otros informadores y opinadores que utilizan los diversos espacios de Internet, y a menudo en desconocimiento o violación de normas fundamentales del periodismo, banalizando sus contenidos. Entre ellos hay profesionales que parecen minoría. ¿Cómo no examinar esta novísima presencia en el periodismo si vamos a discutir la profesión?
Añadiría un tercer punto, en tanto he estado afirmando que el periodismo venezolano vive una crisis ética. La veracidad ya no es la norma fundamental de la ética de la profesión. Investigar para encontrarla, verificar los datos obtenidos y sólo entonces difundir información, no parecen presidir el ejercicio del reporterismo. Otros factores, empresariales, políticos y hasta gremiales, inciden para desvirtuarla. Si vamos a reflexionar sobre periodismo obligatoriamente tenemos que hablar, aquí y ahora, de la ética periodística.
Cuando acordemos, al menos en esos tres puntos, una agenda, nada más lógico y obligante que discutamos la vigencia de la Ley de Ejercicio del Periodismo, la colegiación y el gremio. Hace 34 años, luego de una firme y consecuente lucha de la Asociación Venezolana de Periodistas, se aprobó esa ley y se creó el CNP. Las situaciones planteadas en esos tres puntos no existían. La primera es producto de los cambios tecnológicos en la comunicación y la información en el mundo, y de la crisis de los medios tradicionales; la segunda, es efecto del proceso de cambios políticos, económicos y sociales habidos en el país en esta última década, y la crisis ética tiene que ver con la segunda y con las posiciones asumidas por muchos dueños de medios, devenidos en factores políticos. Todas ellas tienen directa relación con la Ley, con las estructuras del gremio y, por supuesto con el Colegio y el sindicato.
Si son lógicas y razonables estas ideas, enriquecidas con otras propuestas, se nos plantea esta interrogante ¿Quiénes participarían en esa necesaria constituyente del periodismo? Tendría que ser muy representativo para que sus conclusiones tengan valor, sean asumidas por la mayoría de los periodistas, y escuchadas por las instancias donde deben cumplirse.
La he dejado para el final porque considero la más peliaguda de las cuestiones en el tapete. En el clima de crispación que vive el país, que se refleja en los medios y en el periodismo, (¿Y a propósito, ya se sabe cuántos votaron en el CNP nacional y en el DF?), en las escuelas de comunicación, etc., es hazañosa la tarea de reunir dispares posiciones para debatir sobre temas de por sí controversiales.