¡Yo sí soy del MOSSAD!

El lobby sionista judío está moviendo sus piezas en todo el mundo para detener lo que parece irreversible que es la condena, progresiva y cada vez más elevada, que replican los pueblos del mundo en contra de las políticas criminales del estado terrorista de Israel.

Su estrategia no sólo es asesinar para callar las voces que se alzan en su contra, sino infiltrar toda organización, para dividir y que germine la semilla de la desmovilización. Esto es más efectivo que asesinar a un o una activista por las causas de los pueblos, especialmente, la de Palestina. Ello ocurre sin excepción, en todos los países del mundo.

A nuestro juicio, si el imperialismo es la fase superior del capitalismo, el sionismo es la etapa mucho más elevada del imperialismo. El sionismo es el poder económico y financiero detrás del poder político. No es descabellado pensar que Tel Aviv gobierna en Washington, no en vano, el aporte del lobby pro israelí en Estados Unidos es de hasta 40% del presupuesto de los candidatos que serán presidentes. Para los demócratas, el partido de Obama, este grupo de financistas son sus principales “aliados incondicionales”. Sin embargo sería ingenuo pensar que lo hacen sin interés, que detrás de ese aporte no existe una lista de exigencias para con el gobierno de turno de Washington. Israel y Estados Unidos han estado siempre en el juego de la guerra y de la muerte. Ambos se han proveído de armas y propaganda.

Estados Unidos en 1945 lanzó una señal terrible al mundo. Las bombas de Hiroshima y Nagasaki llevaban un mensaje: Nosotros somos quienes tenemos el poder de destrucción; quienes imponemos las reglas de juego; quienes tenemos la última palabra. Luego, la creación de la Organización de Naciones Unidas les facilitó mantener su hegemonía bajo la legalidad de unos pocos, pero sin la legitimidad de muchos. Esta organización supuestamente concebida para evitar que se repitieran los horrores cometidos por el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, ha avalado crímenes de magnitudes como la partición de Palestina, que es uno de los mejores ejemplos para describir la función de la ONU en estas seis décadas; su sistemática masacre y la invasión a Irak, que dejó más de 3 millones de muertos, entre otros muchos cometidos en todos los rincones del planeta..

Hoy el Consejo de Seguridad de la ONU, ciego y sordo para lo que no le conviene ver ni oír, ha dado una nueva estocada a la humanidad aprobando sanciones severas contra Irán. Con ello empuja a la humanidad a una posible conflagración de características nucleares, que seguramente aceleraría el desgaste del planeta y acercaría el fin de la civilización.

Pero estas señales no bastan a quienes aún pretenden soslayar la gran responsabilidad del sionismo y su estado Israel en todo este panorama. Tel Aviv y Washington son quienes deciden quien vive y quien muere. El sionismo al cual muchos temen porque es quien maneja gran parte del capital mundial, es el gran depredador. La lucha contra el imperialismo no puede estar apartada del antisionismo. Ambas van juntas, lo contrario es un absurdo.

Sus armas principales han sido los medios, a través de los cuales han inyectado todo el veneno posible para, entre otras cosas, desarraigar a los pueblos intentando borrar de su memoria su origen. Quien no sabe de dónde viene difícilmente puede saber hacia dónde va. Han ocultado incluso la tragedia que vivió la humanidad durante la Segunda Guerra mundial, reduciendo la cifra de muertes que se produjo por causa del nazismo, que se llevó por delante a 57 millones de personas, entre ellas los 6 millones de judíos.

Pero también el sionismo a nivel internacional ha infiltrado sus fuerzas macabras, a través de su cuerpo de inteligencia el Mossad, en universidades, instituciones públicas, partidos políticos, organizaciones populares, grupos religiosos. Trabaja a través de convenios económicos, culturales, deportivos y todo espacio que le sea posible, para callar y censurar los gritos (porque sabe además que su fin está en ser descubierto) de quienes sí saben qué peligro representa y no tienen temor de denunciarlo. Pero hay otro MOSSAD, donde hacen vida las víctimas del primero. Nos referimos al Movimiento de Solidarios Silenciados y Atacados por la Derecha Descaradamente. A ese Mossad pertenecemos muchos, quienes hoy insistimos en el peligro que el sionismo representa para la supervivencia del planeta y de la humanidad.

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Hindu Anderi


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