Se levantó temprano por un sueño odioso que lo fastidió toda la madrugada y en ascua premeditada, aceptó que ése era su día para afincarse y joderle institucionalmente la paciencia a alguien y ese alguien, no podía ser otro que el presidente Chávez, el que da y quita (suma y resta) puntos en la encuesta diaria que registra la escala política del país, dentro y fuera de la oposición y él, como traidor olvidado de las sutilezas sin camino ni orientación en que está por su mala cabeza de intenciones de ideas frustradas, necesitaba que la canalla lo auxiliara para sacudirse el estrés de bajo volumen de popularidad en que actualmente se encuentra, socorrido y viviendo de lo que le sobra a otros que lo mantienen a flote y como buen lacayo, en particular de don Luis Miquelena, merecía de un empujoncito monetario para arriar la campaña que lo ponga en la Asamblea Nacional y, en ese laberinto de años malgastados sonrió frente al espejo del baño tarareando el Nabucco de Giuseppe Verdi y, con osadía de Busseto mañanero, se fue encaramando ideas centrípetas a desarrollar por su subterfugio mental en el transcurso del día jueves, en que se sacudía como primerizo del mes de julio con lluvias relámpagos en la ciudad caraqueña.
Se puso su mejor traje negro peregrino y después de echarle el nudo tercermundista a la corbata seleccionada y retocarse sigilosamente con atención a la apariencia vivaz de su escualidismo que necesitaría para afrontar el momento de la ebullición política momentánea, contactó mediante su celular con muchas personas y fijó la estadía y hora para el encuentro complacido de ilusiones tercas.
El día traspasaba horas inciertas, horas esperanzadas, para lo cual el feliz Pablo Medina, nuestro héroe, empalagado sin remordimientos recíprocos manejaba en plena vía, aún alejado de su meta, un machito deslumbrante, salido en años pasados de una de las muchas concesionarias del acaparador Zuloaga,
Tranquilo y sin nervios “Pablo Medina va por ti” a la pregunta: “¿Por quién va Pablo Medina?”, se pudiera prestar a confusión, pero no, él lo tenía, lo suyo bien pensado. Y así es que:
Ahora ya sabemos por quien va Pablo Medina. Va por ti Chávez. Como lo diría él mismo: por el señor Chávez
Llegó lo más rápido que pudo al Tribunal Supremo de Justicia impecable, oloroso a hinojo, goloso y envalentonado por lo que recibió del cardenal Urosa sabino antes sin desperdicio alguno: -¡Hijo mío, vaya con dios y con el diablo que ambos te acompañan!
Eso le bastó para arrancar con furia tremendista: -Señor secretario tome nota en este día y en esta hora y sin tapujo futbolístico dejó caer el balón del penalty acucioso: -Solicito ante este Tribunal de la República Bolivariana de Venezuela un Antejuicio de Mérito, para el presidente de esta nación, Hugo Chávez, por los millones de toneladas de alimentos en descomposición hallados en el país, pertenecientes a la red de distribución Pdval. Y además es urgente una diligencia en la investigación, pues hay miles de millones de cestas básicas perdidas cuando miles de obreros han muerto de hambre por no poder acceder a ella y, yo con la más rotunda firmeza del desvelo por nuestro país exijo, se le dé cabida y cumplimiento inmediato a mi petición de inconformidad masiva en que nos metieron y que conste en acta que furioso no estoy, porque la razón en este momento es toda mía, por ser ese hecho “descomunal de traición a la patria y crimen de lesa humanidad”, por lo que el canal Globovisión y yo ya hemos condenado ínsito a Chávez, lo que confirma que siempre vamos delante de la justicia que se imparte en esta nación que tiene que recibir el visto bueno de Fidel y, hago salvedad sin presunción que esa frase no es mía, sino del Departamento de Estado.
Las cámaras de televisión se lo comieron después y como pudo salió como entró y esta vez no tarareo la ópera deVerdi, la silbó con un violín de risa despejada y, se perdió en su machito-Toyota-Zuloaga feliz a esperar.
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