¿Vieron lo que dijo Barenboim, transmitido anoche por Dossier, respecto al Sistema de Orquestas de Venezuela? Que lo importante de éste no es la "inclusión social" que pregona (o sea, el discurso de Abreu). Que la música no sirve para otra cosa que sí misma, y no para ser puesta al servicio de ningún tipo de causa además de sí misma. Que si la música es su propio fin, entonces ésta se eleva como forma de arte, y que esta elevación es la que contribuye, entonces y sólo entonces, a la sociedad. A elevarla a ella también, a enriquecerla y por ende a mejorarla. A humanizarla. Y que cuando se utiliza, en cambio, la música como pretexto, como algo al servicio de otra causa, entonces ésta no contribuye en nada, pues no crece, y al no crecer ella misma, no puede hacer crecer nada. Que si el Sistema tenía algún valor, era el del talento de los jóvenes músicos y su entrega al arte musical, el cual había dado los resultados musicales que conocemos y que luego, y sólo luego, ha tenido una repercusión positiva en la sociedad. Que la música no puede ser pretexto de nada, y que (agrega Barenboim haciendo alusión ahora al aspecto anecdótico al cual la prensa trata de reducir su propio trabajo musical como director e intérprete) la misma no resolvería tampoco el problema israelo-palestino. Que ésta, la música, sería en cambio indispensable a dicha sociedad una vez la misma haya resuelto sus problemas. Que en otras palabra, paremos de insistir en esa falacia según la cual todo puede ser utilizado para algo, es decir, ser convertido en pretexto. Que las cosas primero deben desarrollarse a sí mismas, y que es dicho desarrollo lo que constituye un aporte a la sociedad, pues se inscribe dentro de la sociedad.
Nótese, de paso, que Walter Martínez, a quien tendríamos que agradecer el haber transmitido escenas de la visita de Barenboim a Venezuela, no entendió para nada los comentarios del importante músico, centrando, a pesar de éstos, su comentario final del programa en la importancia de la creación de una orquesta israelo-palestina por parte de Barenboim, a quien sugirió por ello para un Nobel de la Paz. Ni una palabra sobre la importante visión anti-utilitarista del maestro músico, ni el menor intento de interpretación de sus palabras en relación al cacareado pretexto inclusivo con que Abreu sigue haciendo campaña mundial y hegemonizando fondos para el desarrollo exclusivo de la música clásica. Vimos en un momento dado, por cierto, a Abreu extremadamente incómodo, balbuceando la palabra "inclusión, inclusión" varias veces tras las declaraciones de Barenboim...
La misma idea de Barenboim (que no es suya, sino que constituye una verdad universal) es una de las cosas que digo muy claramente en mi propuesta REMA, o Red de Espacios Musicales Alternativos (ver http://www.aporrea.org/ideologia/a92574.html)
"La Red Espacios Musicales Alternativos (REMA), que consiste básicamente en un sistema de Centros Comunales de Integración Musical, está concebida en función de un cambio radical de paradigma cultural y responde a una necesidad profunda de transformación social. Entre otras cosas, esta red provee una estructura que es crítica, en sí misma, de cualquier utilitarismo cultural, como aquel que ve en la actividad artística popular un simple instrumento de prevención delictiva, o bien un dispositivo complementario antidrogas. Tal concepción, propia de un panfletarismo pseudo-socialista, intrascendente, reformista y superficial reduce la importancia del arte a una actividad de relleno social, y, lo que es aun más grave, no ve inconveniente en que el talento comunal sea utilizado en detrimento de su propia identidad cultural, poniéndolo en manos de una estética culturizante, eurocentrista y hegemónica como la impuesta (entiéndase, de forma inconsulta) por el Sistema en su predilección por la música clásica (o, lo que es igual, en su exclusión de la música popular (salsa, jazz, rock, joropo, fusión, canción, parranda, tambor, etc.)."
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