¿Y dónde están las mujeras?

Si alguien quiere una muestra de lo que significa vender el alma y la conciencia, puede mandar a imprimir un afiche de una infeliz “Miss” con una banderita de siete estrellas. Es toda una alegoría de antivalores como cantaba Blades: Una chica plástica en una ciudad plástica. Reina con un corazón de oropel que a manera de símbolo sexual se erige en producto, promovida por el capitalismo salvaje.

La prensa toda se abocó  a la comidilla de entretelones, dimes y diretes de maricones soberbios, paseo de las “niñas” por avenidas y tiendas quienes con brinquitos de yeguas alborotaban el edén de los ludópatas, en un circo alucinante de vanidad.

Twitter fue invadido por chistes malos como ese donde Osmel pregunta ¿Dónde está la Gibson que no quedó entre las quince? Y le contestan que se fue a Traki a aprovechar los descuentos. O ese otro que revela que estas “bellas creaciones” tienen una neurona más que los equinos para no cagarse en los desfiles. Así de vacua, inútil y plena de ignorancia es una noche tan linda como esa.

La “Miss” con banderita hubiese sido más auténtica si sacaba la imperial, porque le cuadra mejor a la memoria artificial que le insertaron. Los adelantos en cirugía aún no permiten trasplantar cerebros, solo lavarlos. Lo que sí está claro es que la neurona adicional no funcionó esta vez. Ni en ella ni en Osmel.

Las mujeres de mi Patria si saben donde están paradas. Tienen esa hermosura inalienable que les prodiga la conciencia revolucionaria. Las mujeres fueron vanguardia arrecha en un Abril de vendavales para rescatar al país del fascismo. Salen antes del alba a desafiar con su amor las injusticias. Las mujeres están en los espacios políticos dictando cátedra socialista, están en los medios, al frente de sus comunidades, en el ejército de la patria, en el campo cosechando esperanzas, en las costas tejiendo redes de hermandad, en la industria y en la fábrica forjando futuro. Todas construyendo una realidad nueva, pariendo al hombre nuevo. Esas si son soberanas.

Si preguntan qué se hicieron, solo diles: Allá adelante, junto al Líder Comandante.


pladel@cantv.net



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Plácido R. Delgado


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