Venezuela es un país diferente; el pueblo venezolano es diferente; la Historia de Venezuela es diferente; la Política en Venezuela se ha manifestado diferente; su posicionamiento geográfico es, particularmente, importante; y, sus responsabilidades históricas y sociales son obligantes. Dios nos obligó a vivir la 4ta República y Dios nos ha entregado unas obligaciones morales y éticas que debemos asumirlas, dirían los consagrados, con el Poder Popular, como conjunto de seres creados, en comunión y en perfecta sintonía. Destino inevitable.
Los historiadores y los antropólogos se vienen expresando y explicando quiénes somos, de dónde venimos, cómo hemos vivido y convivido, cuáles han sido nuestras fortalezas y debilidades y tratan de decirnos, mejor, sugerirnos, hacia dónde podríamos encaminarnos como venezolanos, como congéneres continentales, seamos originarios, arribados de las Europas decadentes hacia el modernismo y de las Áfricas profundas en su propia identidad, en esa etno-cultura mestiza catalizadora. De las realidades de los Caribes y su real realidad objetiva antropo-histórica en su relación continental-caribeña, en esa teluridad de esos pueblos llaneros tan bien estudiados por Miguel Izar, en esa horizontalidad sico-social, en esa religiosidad autóctona aún no totalmente ni conocida, ni analizada, ni estudiada, ni asumida producto de realidades y suposiciones frente a la cual lo tradicional judeo-cristiano aún no ha logrado ni comprender y mucho menos aceptar. La sociedad venezolana se ha visto inmersa en pensamientos propios-telúricos como importados-impuestos sin haber alcanzado su propia expresión como cultura sino con la llegada de lo que se ha denominado como Revolución Bolivariana en sus más íntimos fundamentos aun por desarrollar en todo sus espacios. Cabe la pregunta: ¿esa comunión de lo bolivariano con los paradigmas de un socialismo propio sería lo que podríamos calificar como “socialismo del siglo XXI”?
La realidad geopolítica mundial nos obliga a ser realista y objetivos. Estamos en un escenario mundial donde, prácticamente, hay dos escenarios-conjuntos: el capitalismo, el socialismo actual conjuntamente con la propuesta bolivariana-socialista; ello no descarta e incluye que en ese escenario mundial hay zonas geográficas que busca su ubicación en los escenarios actuales. En esas realidades, los nacionalismos versus el capitalismo-globalizado son dos variables encontradas. Los aderezos habría que condimentarlos con las actuales “guerras tecnológicas”, las “guerras militares” y las “amenazas de guerras nucleares”. Frente a ese real escenario, los gobiernos, independiente de sus signos sistémicos-ideológicos, se posesionan según sus intereses nacionales-ideológicos, es decir, es de toda lógica las actitudes y comportamientos del Gobierno norteamericano en la zona alrededor de la península de Corea; como es de toda lógica las pruebas misilísticas de Irán; las protestas de estudiantes nacionalistas chinos ante pretensiones seudo-históricas sobre islas territoriales chinas en los mares del Este de China. La Historia documental es la gran testigo de realidades objetivas.
En esos escenarios siempre cabe la inquietud que obliga a inquirir sobre actitudes y comportamientos. ¿Es la sociedad venezolana nacionalista? Quizás seríamos más precisos si nos preguntáramos: en el marco de las clases sociales que conviven en Venezuela ¿cuáles de ellas son nacionalistas y cuáles de ellas se sienten “apátridas” y porqué son apátridas? Lo expresamos porque para comprender la geopolítica de Chávez Frías son necesarias las correspondientes respuestas ya que toda geopolítica nacional se sustenta en los intereses nacionales tanto como Política de Estado como en función de los intereses correlativos al crecimiento sostenido y las consecuencias lógicas de ese crecimiento. A título de ejemplo nos sustentamos en lo expresado en la opinión de Robert D. Kaplan en su análisis “The Geography of Chinese Power” publicado en Foreign Affairs (Mayo/Junio, 2010, pp. 22-41) cuando señala que “…China´s foreign policy…are propelled by its needs…because what drives China abroad has to do with its national interest…” (Idem. P.24). Esa tesis, nada novedosa, fue la misma desarrollada tanto por Gran Bretaña durante los siglos XVIII y XIX como por los Estados Unidos de América a partir de las consecuencias de la “Rebelión de los Boxers” (verano, 1900). Hay diferencias fundamentales entre las políticas de estado impulsadas por ambos imperios, Gran Bretaña y los EEUU de América, con las políticas solidarias de la RP China con los países con los que desarrolla profundas relaciones bilaterales que a título de ejemplo podríamos señalar las políticas que viene desarrollando China en África. Esas diferencias entre ambas políticas de estado se expresan en que las primeras, Gran Bretaña y EEUU de América, se enmarcan dentro de lo que se califica como “Imperialismo” por las propias dinámicas evolutivas del sistema capitalista; mientras que el Gobierno socialista de China le permite impulsar políticas de estado solidarias y de mutuo beneficio con impactos nacionales y extra-nacionales-regionales. No olvidemos que las políticas de estado siempre estarán circunscritas por el sistema económico con sus paradigmas ideológicos, con las características de sus desarrollos históricos nacionales, con sus culturas y sus realidades geográficas. Nos explicamos. El caso concreto de Irán, por ejemplo, reúne todas las variables propuestas con incidencias profundas en el marco histórico-cultural y su geografía y su entorno geográfico. En ese mismo conjunto, podríamos asumir que Rusia, la India, la propia Gran Bretaña, China, el Japón por mencionar algunos ejemplos. Lo particular es el caso de los EEUU de América que a diferencia de las realidades arriba descritas sean europeas, euroasiáticas, asiáticas embebe sus paradigmas imperialistas de las realidades que se van desarrollando a partir del “Tea Party”. Citando al propio Kaplan cuando nos comunica que “…The United States was…able to start focusing outward [allende sus fronteras] during that period [cuando consolidó su espacio geográfico interno por aquello de las tesis de los “espacios vitales” y cuando los desarrollos internos de su economía ejercieron las lógicas capitalistas]…” (Ibidem, pp.23-24)
Venezuela y su Gobierno Bolivariano contiene unas realidades objetivas geo-históricas que la obligan a asumir sus propios destinos nos agrade y/o lo rechacemos. Durante la 4ta República, por las razones históricas conocidas, las clases dirigentes, nos referimos tanto a la clase política como la clase empresarial, asumieron el destino-dependiente de un sistema capitalista que siempre bien describió y enseñó el profesor Luis Cipriano Rodríguez; producto de esa actitud de dependencia alrededor de una ideología y de un desarrollo económico sui-géneris, el aburguesamiento se hizo práctica común en esas clases sociales irresponsables y en esos sectores políticos acomodados; triste es pensarlo, escribirlo y decirlo pero cualquiera de esos personajes, en el marco de la honestidad, tendrá que aceptar sus propios errores si es que en verdad tienen un proyecto nacional actual post-26-S. Decimos “actual” porque durante la 4ta República era extremadamente difícil definir una política de estado más allá de la “Doctrina Betancourt” que mas que política de estado criollo-venezolana era un apéndice de la política de estado circunscrita y dependiente de las políticas emanadas desde Washington producto de la “Guerra Fría”; para decirlo de forma más transparente: producto del enfrentamiento entre dos visiones del “bienestar social” (permítasenos la osadía en uno de los casos) entre las propuestas del capitalismo-y-dependencia/sumisión y el “socialismo real” de-estructurado.
Señalábamos que Venezuela tiene una “responsabilidad histórica” sustentada en su Historia y su “ideario”; consecuencia de esa Historia y esa responsabilidad, ambas, están íntimamente relacionadas con su espacio geográfico que la obliga a asumir responsabilidades sobre cuatro frentes-espacios geográficos bien definidos; por ello es que Venezuela y su Gobierno, en este caso concreto, Gobierno Bolivariano debe tener una “Política de Estado”, bolivariana y solidaria, manteniendo el deber de desarrollarla. Esa responsabilidad histórica ha recaído en Hugo Rafael Chávez Frías quien la ha asumido con responsabilidad apoyado por un equipo de Gobierno consciente y revolucionario en sus responsabilidades, apoyado por partidos políticos nacionalistas y de izquierda y/o ambas variables en un solo partido, apoyándose en el Poder Popular aun con las deficiencias formativas e informativas temporales producto del “desarrollo de los acontecimientos”, y de una oposición que critica los alcances de esa Política de Estado Bolivariana y Nacionalista. Aclaramos. La oposición a la Política de Estado liderada por Chávez Frías nos enseña que, primeramente, no han reflexionado en una política de estado para Venezuela en su propuesta política-neoliberal sino que mantiene sus esquemas de la 4ta República adosados con la neo-crítica anti-comunista; y, nos enseñan su no-carácter nacionalista (en ocasiones rayando lo anti-nacional) según sus propias declaraciones públicas.
Tomemos un par de ejemplos. El tema nuclear y los activos petroleros en Alemania. La política nacionalista de Marcos Pérez Jiménez se propuso desarrollar el tema nuclear; por tanto, cabe la pregunta: ¿Por qué la 4ta República no siguió profundizando en ese tema? Sí lográramos obtener la respuesta a esa pregunta, quizás, sería más prudente decir, sí la oposición a la Política de Estado de la Revolución Bolivariana nos explicara el porqué se suspendió el lógico desarrollo de aquella decisión, el diálogo, para decirlo en palabras de Monseñor Mario Moronta en el programa “José Vicente hoy” (domingo, 24 de octubre, 2010, por Televen), la comunión entre los opositores a la Revoluciona Bolivariana y los sectores nacionalista revolucionarios, sería más fructífera. El caso de los activos petroleros venezolanos en Alemania es tema diferente. En el programa “Entre periodistas” (lunes, 25 de octubre, 2010 por Televen) un “analista internacional” socialdemócrata expuso críticas a la decisión del Gobierno de Chávez Frías evitando recordar que fueron los “adecos”, los adalid, en dúo con Washington los que se opusieron a tal decisión gubernamental democristiana. Caben las preguntas: ¿Por qué se decidió adquirir participación en refinerías en Alemania y otros países europeos? ¿no era el petróleo soviético el que se procesaba en aquellas refinerías alemanas? ¿Cómo ha sido el ejercicio contable en las refinerías alemanas? ¿Qué significa, realmente, la venta-adquisición de las refinerías? ¿Por qué la preocupación del “analista internacional adeco” referido por la venta de crudo y gas rusos a Alemania? ¿Desconoce dicho analista adeco del proyecto de construcción de un gasoducto acordado entre la Alemania de la Canciller Angela Merkel y el Gobierno ruso a través del Mar Báltico?
La Política de Estado de la Revolución Bolivariana es una política seria, nacionalista, de mutuo beneficio, de corto, mediano y largo plazo, geopolítica y, evidentemente, geoestratégica. La praxis de esa Política de Estado en el marco del proceso revolucionario será un espejo para otras naciones continentales como, por ejemplo, el periplo actual del Presidente Piñera por Europa. La diferencia es que el Presidente Chávez Frías busca consolidar una política internacional multipolar y eso va en profunda contradicción con la Dependencia.
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