Es tal la locura que desatan que realmente estos escuálidos se creen que nadie en el mundo apoya a Chávez; que el planeta entero odia a nuestro Presidente y que millones lo quieren y lo deben matar. Esa es la paranoia bestial que desatan en millones de débiles mentales. Nos encontrábamos en el aeropuerto de Panamá, cuando por los altavoces hacen un último llamado a un tal Mario Zelaya en un vuelo se dirige a San José de Costa Rica. Repentinamente una anciana loca y horriblemente disociada comenzó a gritar: “¡A ese Zelaya lo tiene empleado, pagándole diez mil dólares, el talibán que nos está gobernando en Venezuela!”
La anciana tenía en sus manos un horrible periódico llamado “El Venezolano” que reparten gratuitamente en el mostrador de la línea Santa Bárbara.
Así es, ya sea en Miami, Madrid, Quito, Aruba, Tenerife, Guayaquil, Funchal, Londres, Panamá, etc., en sus mostradores se reparte la bazofia de ese vulgar periódico, en el que sin duda ninguna debe tener acciones esta línea de Santa Bárbara. Por la gran cantidad de propaganda a todo color y páginas completas, se revela que forma parte de una conspiración enorme contra nuestro país.
En ninguna parte del planeta se podría explicar cómo es que un visitante a nuestro país lo primero que recibe es información nefasta, virulenta y criminal contra nuestra patria. Prácticamente se le dice al que nos va a visitar que Venezuela es una tierra plagada de locos, donde la gente se mata sin control, donde nos gobierna un desquiciado déspota, donde no hay garantías económicas de ningún tipo, y de donde todo el mundo quiere huir.
La gente no sabe realmente qué pensar, cuando en todos los aviones de cualquier país al que uno se dirige lo que tratan de mostrar de él son cosas positivas, bellezas naturales, patrimonios culturales, etc., entonces sobre lo nuestro lo que se resalta es lo peor, y en eso lleva la voz cantante Santa Bárbara Airlines.
Y lo cierto es que esta línea es de las peores de la tierra: todas sus aeronaves están destrozadas, ya se estrelló una en Mérida por total irresponsabilidad de sus dueños; en todos los vuelos se retrasan, hay constantes reclamos por pérdidas de equipajes, la comida es detestable, y para completar el gobierno bolivariano no les hace un carajo.
Por otra parte, comunicarse con esta gente de Santa Bárbara por teléfono es realmente imposible.
Hasta cuándo seremos pendejos, y es una verdadera vergüenza sentir en otro país que se nos escarnece, que se nos maltrata, que compañías con el emblema de venezolanas se conducen sin la menor decencia y respeto hacia nuestros compatriotas. Como decía Bolívar arrecho contra los cobardes que permiten estos delitos: “En América no hay dignidad y tengo vergüenza de llamarme americano”.
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