Y nosotros también: ¡A Dios rogando y con el mazo dando!

¿Qué pasará si perdonamos los insultos e intrigas de la ultraderecha por una semana?

Dichoso es el que permanece en silencio e ignora, incluso, muchos insultos. Cien males pasan sin tocarlo. Difícil, muy difícil para la revolución Bolivariana el cumplimiento de tan noble mandamiento; ¿podemos los y las revolucionarias dejar pasar las mentiras, intrigas y toda la palabra proferida todos los días, a toda hora y minuto a minuto por los enemigos naturales y gratuitos que tenemos en la ultraderecha internacional y local? Además de difícil, se complementa el impedirnos un perdón a quienes no sólo les basta los insultos que con corbatas Christian Dior, relucientes rostros y “buen léxico”, nos lanzan en sus medios, sino que amenazan con desestabilizar al país, buscar asesinar a nuestro comandante presidente Chávez y de seguro asesinar a mansalva uno o dos millones de revolucionarios en caso de tomar el poder nuevamente.

Razón suficiente para no poder cumplir al pie de la letra la máxima dada en el Sanedrín 7ª, libro de consulta obligada a ciertos religiosos. Y más difícil aún, cuando otros “religiosos” ensotanados y “pastores”, manifiestan la misma actitud en contra de todo el proceso revolucionario y enfilan sin cesar, tamañas maledicencias con sus hediondas jetas con la que también mencionan el nombre de Dios.

Difícil, muy difícil quedarnos quietos e ignorar a quienes son conscientes, “educados” y convencidos de sus acciones. Nos queda muy difícil quedarnos calladitos y misericordiosos cuando cualquier “personaje” internacional o nacional acusa sandeces e intriga contra nosotros. Si alguien en este mundo es consecuente con sus actos, son precisamente quienes han venido por centurias manipulando la ignorancia de las mayorías; ignorancia mantenida para control total de las mentes y el robo de las riquezas que son de todos. No puedo aplaudir cuando Mario Silva, Tania Díaz y muchos parlamentarios dicen que: la ultraderecha mundial no entiende, que se les hace incomprensible que la oligarquía nacional ataque la revolución y al comandante cuando estamos haciendo leyes para beneficio del pueblos y de todos; pues le digo a Mario Silva y quienes creen que los malvados no entienden, ¡que la oligarquía nacional y mundial entiende nuestro proceso más que todos los revolucionarios de Venezuela y el mundo!

Cuando este humilde escribidor que generalmente escribe con cierto temor de no decir las cosas que debiese decir, se pregunta lo que pasaría si no contestáramos las ofensas diarias y perdonáramos por una semana a esos coños de su madre, repito, se lo pregunta, a sabiendas que sería el mayor error que cometeríamos; porque las consecuencias serian catastróficas para los incautos perdonadores. Los deseos no faltan, pero en verdad, hasta la misma Tierra está cansada de los malvados y la mente colectiva les desea todos los males. Y estamos seguros, que el Dios de los creyentes, no nos perdonaría si nosotros cometemos el error de perdonarlos. ¿Cómo perdonar a un José Miguel Vivanco que despotrica contra cualquiera por la paga que recibe de CIA? ¿Cómo perdonar los periodistas de CNN y todos los palangristas del mundo? ¿Cómo perdonar a quien acribilla a inocentes en Irak o Afganistán? ¿Cómo perdonar a quienes empobrecen los pueblos sólo por satisfacer su consumismo salvaje? ¿Cómo perdonar a quien manipula la información y la ciencia? ¿Cómo perdonar a un Obispo o cualquier religioso que viene por generaciones engañando a los seres humanos? ¡El Dios interior de cada uno de nosotros que nos perdone por no poder perdonar a esos mierdas con forro humano, pero simple y llanamente no podemos!

¿Cuándo perdona la oligarquía internacional a un campesino que reclama sus derechos? ¿Acaso en este instante no están matando a sindicalistas en Colombia y líderes campesinos en México con escuadrones de la muerte? ¿Acaso los asesinatos de los jóvenes de nuestras barriadas en todas nuestras grandes o pequeñas ciudades no son accionadas por el control mental que ejerce el maldito sistema capitalista? Y en todo el Mundo lo siguen haciendo; Guatemala, El Salvador, Argentina, Chile, Colombia, África, Irak y Afganistán, pagaron y están pagando la consecuencia de haber perdonado a quienes son más “educados” y más creyentes que nosotros.

No olvidemos que la naturaleza del capitalista se asemeja a la metáfora que nuestro Comandante Chávez nos recuerda a cada rato; la del Alacrán que le dice al Sapo que lo ayude a cruzar el rio y el sapo le dice: no porque me picas; el alacrán lo convence, y el Sapo muy gentil lo cruza; el Alacrán le paga con su aguijón porque esa es su naturaleza. Nos queda difícil, muy difícil perdonar por una semana, porque si damos un milímetro de ventaja a quienes debiésemos perdonar, será nuestro acabose. Por lo tanto, nosotros también, ¡a Dios rogando y con el mazo dando!


¡Patria socialista o muerte!

Chávez es socialismo!

nandopico@yahoo.com


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Hernando Cortés Pico


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