Lo dijo el Libertador y lo vive el pueblo individual y colectivo. Pero muchos todavía no entendemos la reflexión.
La oposición local de todos los países progresistas y la ultraderecha mundial “gana” y seguirá “ganando”, mientras no asumamos los necesarios mecanismos para erradicar con urgencia la bien maquinada ignorancia que campea no sólo en la Venezuela ejemplar y revolucionaria, sino en la gran mayoría de los pueblos del mundo. Una ignorancia bien documentada, sutil y descaradamente inducida en los pueblos para dominarnos hasta el cansancio.
Nos damos por enterados cada vez que leemos la opinión actual y, a estas alturas de la revolución venezolana, que son muchos los intelectuales nuestros que en verdad dan palos de ciego cuando sólo advierten y nos enseñan, que el conocimiento sólo arropa la ciencia, la tecnología y otras fuentes académicas que transmiten universidades, institutos educativos y otros entes, y nos conducen a creer, que a más conocimiento de estas especialidades, más felicidad, más ideología y mayor comprensión de nuestro proceso revolucionario, de la solidaridad entre los pueblos del mundo y los valores al interior de los hombres y mujeres alienados.
Con todo el respeto que merecen los más insignes intelectuales e ideólogos que tenemos en nuestra Revolución venezolana y el mundo, y que con avidez buscamos leer o escuchar todos los días, quiero recordarle a todos y sin ninguna excepción, que se les escapa en un gran porcentaje de sus escritos y opiniones, que el Ser Humano, alienado por el desconocimiento total de lo que significa esta Revolución para sí mismo, para nuestra Venezuela y el Planeta, debe ser el objeto de un verdadero conocimiento interior.
Pasan por alto nuestros intelectuales por ejemplo, que la nación que más tecnología, más ciencia y más conocimiento robado cultiva, es el maldito imperio del norte, y sin embargo, la sociedad norteamericana es la nación más desmoralizada del planeta. Los vicios emocionales, las corrupciones de todos los tamaños, el egoísmo extremo, la ambición salvaje y los vicios externos que acaban y continúan acabando los espíritus del pueblo norteamericano como es la droga en todas sus presentaciones, le sobra al por mayor a esa sociedad llena de “conocimientos”, ciencias y tecnologías. Y cuando digo el pueblo norteamericano, no sólo me refiero al pueblo que sufre las inclemencias del atropello físico y mental, sino que me refiero también y con más precisión, al pueblo gringo instruido y con un alto grado de “conocimiento”. Me refiero al profesional clase media norteamericano; al médico, al profesor, al ingeniero, al tecnólogo, al economista, al actor y pare de contar. ¿Acaso las drogas, el alcohol y los antivalores de esa sociedad llena de “conocimiento” no tiene a ese sector que acabo de mencionar sumido en todos los vicios que patrocinan abiertamente? ¿No son las cárceles norteamericanas quienes tienen más presos en todo el mundo? ¿No son norteamericanos la gran mayoría de mercenarios que asesinan por el mundo de las maneras más atroces?
Y desgraciadamente, por esa ignorancia hacia el verdadero y humilde conocimiento, nuestros hombres y mujeres de clase media en Venezuela, América y el mundo, también atraviesan esos problemas que impone la sociedad que exporta los vicios que degradan a los hombres y mujeres del Orbe. Porque se supone, digo yo, que los hombres y mujeres mal llamados de clase baja, son los más indicados para frecuentar todos los vicios habidos y por haber. ¿Acaso los profesionales clase media de nuestros países latinoamericanos no frecuentan los vicios como las drogas, el alcohol y los juegos de azahar por ejemplo? ¿Cuántos profesionales llenos de “conocimiento” académico y científico son drogadictos, alcohólicos y corruptos en nuestra patria? Si el conocimiento académico, científico o tecnológico fuera la panacea, ya nuestra Revolución estuviera consolidada y la ignorancia al interior de cada uno, que es nuestro mayor problema, totalmente erradicada.
Y en verdad de verdaitas, que, ese conocimiento político, académico y científico, ya lo estamos disfrutando en nuestra Venezuela, porque el Comandante Chávez, tiene como prioridad muy personal, la educación y el conocimiento en muchas de las áreas que supuestamente deben construir al hombre y la mujer nuevos desde el punto de vista de sus libertades. Ya gozamos en nuestra patria de grandes conocimientos en los rubros políticos, económicos, educativos y cientos de otros derechos, repito, y vamos enrumbados a adquirir más, mucho más. Pero ese conocimiento científico u académico no es nuestro problema; el conocimiento sobre nuestros valores y principios humanistas, es nuestro problema, es el conocimiento de cada uno de nosotros, es el conocimiento de cada ser revolucionario, es el conocimiento muy distanciado de esas ciencias que la Universidad y las ideologías no pueden inculcar porque se aleja del ser.
Debemos inducir, inculcar y repetir y repetir, que nuestros conocimientos totales para alcanzar lo que parece utópico, pero que es la realidad alcanzable de la humanidad, parte en primerísimo lugar, del conocimiento de nuestras actitudes mentales. Un revolucionario por mucho o poco conocimiento tecnológico o científico que maneje, pero lleno de un conocimiento personal de las facultades de su pensamiento y noblezas de su mente direccionada hacia el bien, hacia su honestidad consigo mismo, es un convencido revolucionario así llueva, truene o relampaguee.
Ya tenemos suficientes ejemplos humanos de revolucionarios ejemplares que ningún problema emocional por fuerte que haya experimentado, lo forzó a abandonar sus principios; Hugo Chávez, Fidel Castro y los revolucionarios cubanos, el Che, Fernando Soto Rojas y los miles que tenemos en nuestro proceso hoy en día. Cómo también tenemos ejemplos lastimosos de muchos “revolucionarios” que abandonaron y hoy son la vergüenza en nuestra Venezuela y el mundo; Teodoro Petkof, Ismael Garcia, Bachelet y etc. ¿Por qué abandonaron muchos y otros continuaron hasta el fin? Los nuestros, por sus principios humanistas, por sus convicciones al interior, por sus actitudes mentales y por ese conocimiento del sí mismos. Y es ese conocimiento que necesitamos en nuestra Venezuela. Es ese tipo de conocimiento que necesita el más encumbrado Intelectual, Político, Científico o Tecnólogo, y el más humilde de nuestros camaradas revolucionarios.
Debemos recalcar en cada mensaje que mencione el conocimiento, y debemos desligar en cada mensaje que mencionen las palabras conocimiento, ciencia y tecnología, que la ignorancia de nosotros mismos, de nuestra capacidad mental de ser honestos con nosotros mismos, es nuestro real problema. ¡Busquemos los mecanismos para enseñar conocimiento sobre el ser y nuestra Revolución no sólo será, sino que, es!
Sin comprendernos y sin comprender el cómo nos comportamos frente a nosotros mismos y frente a los sistemas externos que nos dominan, es imposible estructurar nuestra mente hacia una verdadera liberación. ¿Cómo exigimos fidelidad a quien no conoce la fidelidad? ¿Cómo exigimos tener un buen amigo si no estamos convencidos que somos un buen amigo? Lo mismo pasa con el hombre y la mujer “revolucionarios” en nuestra Venezuela, que lucha con los dos polos ideológicos actuales. El polo que lo castra de sí mismo con sus religiones, su jurisprudencia, su academia conductual, sus publicistas, sociólogos y psicólogos y con más dramatismo, con la alta tecnología informativa que manejan con todas las ventajas sus dominadores. Y el polo que intenta liberarlo y trata de convencerlo con muchas dadivas que todavía no puede asimilar, porque su mente está lejos del saber asimilar.
¿Cómo se puede interpretar que una persona acabada de ser salvada su vida por un médico cubano y en un CDI y a la media hora esté despotricando del médico, del presidente Chávez y la Revolución? Lo mismo ocurre en la Universidad que se disfruta, en los mercales y en todas partes. Pero esto tiene un nombre: y no es Fidel, Chávez, ni el socialismo, es la ignorancia crasa sobre nuestros valores internos.
¡Patria socialista o muerte!
Chávez es socialismo!