En Venezuela está ocurriendo un milagro que al mundo sorprende, es aquí que asoma la posibilidad de hacer la Revolución que la humanidad espera. No es lugar para explicar por qué surge entre nosotros la ocasión del gran cambio. Limitémonos a decir que a eso contribuye la historia, somos herederos de próceres, es una tradición de lucha que nos habita, o que en la periferia los sistemas de dominación del imperio son más laxos, o que aquí surgió un líder, o que las fortunas burguesas se construyeron más por la especulación y transferencia de la renta petrolera que por la sangre del proletariado.
Lo importante es que aquí se da la posibilidad, y debemos aprovecharla.
¿Qué hacer, cuál es el reto histórico?
Lo primero es vencer la tentación petrolera. Esto es, romper con el círculo perverso que mide a un gobierno por su manera de repartir la renta: si reparte mucho para abajo es bueno, si cierra el chorro es malo. De esta manera, si el petróleo está alto los gobiernos son buenos, si las migajas eran escasas el gobierno era malo.
Romper este círculo, que es superar la lógica de país rentista, no es fácil, todo el armazón social y político obliga a permanecer cautivo en esas reglas, al desobedecerlas se corre alto riesgo. Pero sin romperlas no hay Revolución posible.
El Libertador nuevamente es nuestro maestro. La Revolución de la Independencia requería de una alta espiritualidad que la apoyara, en esas circunstancias él dice: “moral y luces son nuestras primeras necesidades”… No habla de nada material, a pesar de la situación de miseria que atravesaba aquella sociedad, sólo apunta a la conciencia, a la moral, al conocimiento, a las luces que lo sustenta.
El Libertador en el discurso de Angostura nos señala: “Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición (….) La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción (…) porque son los pueblos, más bien que los gobiernos, los que arrastran tras sí la tiranía.”
Tenía claridad el Padre de la Patria, todas sus acciones, sus proclamas, la libertad de los esclavos, todo, tenía como norte el establecimiento de la nueva moral, vale decir, de la nueva conciencia, de pertenencia a una nueva sociedad, de patria, de hombre humanizado. Cuando Bolívar pide la liberación de los esclavos, lo mismo cuando instaura la Orden de Los Libertadores, la causa primera es moral, invoca la igualdad del hombre, su ansia de libertad no es un asunto económico. Él así, estaba creando conciencia de pertenencia de todos a la nueva sociedad que surgía, elevando la condición humana.
He allí la clave del dilema que hoy confrontamos. El centro de la Revolución tiene que ser el establecimiento de la nueva Conciencia, las acciones materiales deben estar al servicio de este logro espiritual.
¡Chávez es Garantía!