Con una frecuencia que se repite cada día mas, una gran cantidad de ciudadanos venezolanos mueve de un lado a otro su cabeza, como quien ilustra el rechazo cuando aprecia el torbellino de locuras en el que se mueven los representantes de la oposición.
Con sus conductas, tales individuos parecieran dibujar en computadoras para diseño en el cine, rostros de animación lastimera. No encontramos otra manera de expresarlo y es que en el fondo, de lo que se trata es de una actuación para la nueva cinematografía que promueve nuestra industria del cine.
Cada vez que intervienen en cualquier espacio, y donde por supuesto hay una cámara para televisión, saltan como pinchados por una orden de alguna nueva tecnología y salen a repetir las mismas mentiras que les dicen que repitan.
Es un asunto de cobranza, es decir, si no atacan al gobierno desconociendo lo que viene haciendo, pierden los billetes verdes que les envían.
“Vuelven a meter la pata”, comenta la gente al ver por televisión como actuaron y siguen actuando en público, pese a recibir la invitación del líder de la revolución bolivariana de establecer un debate político de altura.
Como a ellos no les da pena seguir haciéndose los locos y siguen ignorando y negando lo que hace la revolución por las personas, lo que le ha quedado a la ciudadanía ha sido el considerarlos dignos de compasión.
“No queda mas remedio que verlos de una manera lastimera, porque no consigo el adjetivo calificativo con el cual identificarlos”, dice un vecino.
Y nosotros, a quienes nuestros padres nos enseñaron a respetar a los mayores, a evitar que las personas más jóvenes se líen a trompadas por cualquier tontería, a ser lo más equilibrado que se pueda, de repente nos preguntamos si ese tipo de vida que llevan estos opositores que odian al Comandante Chávez será un tipo de virus extraño, que a medida que muta vuelve mas loco a quienes lo padecen.
Y si es un virus de odio, sin ser investigador científico me atrevo a decir que debe estar impactando de modo terrible a quien lo porta y a los familiares que viven con ese odio encima.
No queremos ni buscar explicación alguna, pero eso de incrustarle el odio en la mente de los hijos, esposas, padres, madres, sobrinos y ahijados debe ser algo así como importar de la noche a la mañana un lote de cubanos miameros y soltarlos en algún lugar de la avenida Francisco de Miranda, porque es que realmente están de atar.
Todo esto lo decimos, porque exhiben una conducta altamente töxica.
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(Premio Aníbal Nazoa/2010) Mención Opinión)