Éste es el caso de Enelia de los Ángeles Escalona Contreras, dedicada a defender una de las peores gestiones en educación universitaria: la del ministrillo Moncada o, simplemente, el ministrillo, como todo el mundo le conoce, a quien le salió competencia con el recientemente destituido ministro Ramírez. Tan malos fueron que Chávez los destituyó por múltiples razones, por lo que sus deudos deben ir a “llorar al valle” y a dirigir su rabia hacia donde tienen que dirigirla, en lugar de andar buscando culpables en grupos inexistentes ligados a mi nombre, como hace Enelia en su artículo más reciente en Aporrea, el Nº 2, donde repite su afirmación de que soy otro Teodoro Petkoff.
Lo que ha hecho que se crea en la existencia de una tendencia, fracción o grupo político llamado “fuenmayorismo” ha sido la actitud de los fracasados de ayer y de hoy. Ayer, los adecos blancos acusaban de todo a esta entelequia y hoy lo adecos rojos hacen lo mismo. Enelia mete en el grupo a gente tan disímil, ayer y hoy, como Amalio Belmonte, Aurora Morales, Judith Valencia, Luis Acuña, Andrés Eloy Ruiz y Ocarina Castillo, de quien dice amenazó con unos tiros a Cabrujas (¿?). ¿De dónde sacará esta personita sus informaciones? Más adelante me endilga una expresión sobre quitar el hambre con un cambur y un vaso de leche y da como referencia a su hermano mayor, que “una vez le dijo”. ¿Imagínense la calidad intelectual y de formación de la mercenaria?
Enelia se inaugura agrediéndome al supuestamente defender en un escrito a alguien que no había sido atacado, sino simplemente corregido por mí en relación a una pifia cometida en un artículo de opinión, algo que le puede pasar a cualquiera. En lugar de defender a nadie, se dedica a insultarme, calumniarme y agredirme, por lo que en mi réplica le demuestro con documentos gubernamentales sus graves errores, omisiones y mentiras, y le aclaro aquellas cosas personales que perversamente incluyó en la discusión. Responde con un nuevo escrito mucho más atrabiliario que el primero, lleno de más falsedades y más ofensas. En absoluto se refiere a sus disparates anteriores, ni a sus equivocaciones, sino que arremete con más furia defendiendo la gestión Moncada y atacándome personalmente.
Se pregunta si es democrático que yo haya sido a la vez Director de la OPSU y Director de Despacho, situación que para empezar nada tiene que ver con la democracia y que fue una simple decisión transitoria del ministro Navarro apoyado por el Presidente. Chávez ha tenido a mucha gente en dos ministerios a la vez; actualmente tiene a Ramírez en PDVSA y como ministro, y este tipo de situación la ha repetido muchas veces en su gabinete, convirtiéndose en prácticamente una norma.
En su locura, Enelia me pide que explique por qué Ricardo Maldonado, exrector opositor a Chávez, sugirió mi nombre como ministro de educación superior cuando el golpe de 2002. Esa explicación tiene que pedírsela a Maldonado, no a mí; él fue quien lo dijo, yo no tengo que explicar nada. Luego suelta el cuento de mi divorcio y la situación de la patria potestad de mi hijo menor. Ésta es una situación familiar personal, que no tengo por qué debatir en público, y que la ciudadana Enelia, si fuera una persona decente no habría traído a esta discusión, la cual se supone es política, pero, en todo caso, puedes obtener información válida, no con tu hermano, sino en los siguientes documentos: “La Razón, 31-08-2003”, “Últimas Noticias, 17-10-2007”, “La Razón, 21-10-2007, “Sol de Margarita, 23-10-2007” y en la sentencia de divorcio, que declara a lugar la demanda introducida por mí contra mi ex-esposa “por haber quedado demostrado el abandono voluntario, los excesos, injurias y sevicias graves” de su parte, condenándola además a pagar las costas procesales.
Por último, te repito: La Contraloría no me investiga, ni le conferí un seguro a ninguna empresa de ningún hijo mío. Eso quedó aclarado. Quien te exige respeto soy yo; a ti que no eres ninguna ingenua, como dices ser. Tú eres quien ha agredido, ofendido, calumniado y mentido. Tú eres quien se ha metido con mi familia, valida de la impunidad que tienen quienes creen que libertad de expresión es enlodar el nombre de cualquiera que se les ocurra. Si soy vanidoso y soy soberbio, como tú dices, es problema mío y eso está muy lejos de ofender a nadie. No volveré a responderte, porque sé que te pagan por cada ataque escrito que me hagas y no quiero facilitar tu perniciosa forma de vida.
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