El 16 de febrero de 1985, la fatalidad o el destino, te aparto de estas vistas para llevarte tal vez a otros espacios, donde quizás todavía continúes rasgando parabienes con tu guitarra y pronunciando el canto necesario con tu ronca voz coriana y paraguanera.
Desde entonces cada año, una marcha de claveles rojos sale a reencontrarte en las estrofas del canto a la Mama Pancha, en el reclamo hecho preguntas al Tío Juan, denunciando inequidades y miserias, y en la invitación al abrazo y el cariño para sembrar en la patria bajo la guía del pensamiento bolivariano, antiimperialista y revolucionario.
La belleza, la ternura y el amor de nuestros pueblos encontraron en la obra de Alí el camino más hermoso por donde transitar, también la impotencia y la rabia de las grandes mayorías excluidas o invisibilizadas por el poder, se expresaron a través de su pluma y sus mensajes que vestía con sencillos acordes que ahora mismo forman parte del imaginario colectivo y del patrimonio cultural de todas y todos las venezolanas y venezolanos.
Siempre recuerdo la noche en casa de José Luis, cuando el panita llegó con su guitarra al hombro para inundar aquel patio de cantos y poesía. Allí aprendí que la canción no nos abandonaría nunca, si se concibe y se recibe como un acto de amor, y Alí esa noche; despejo cualquier duda posible. Años después, cuando por momentos la sequia, la pereza o las diversas trabas y trampas que asechan, pudieron hacer posible tal abandono, fue entonces que por ello escribí este pequeño poema que hoy comparto y lo dedico a todos y todas quienes continúan creando y recreando por los rincones de la patria el canto necesario y comprometido, al lado de las genuinas luchas de nuestro pueblo:
Habrá canción
contra el miedo
y la desolación,
si siembro arco iris,
cultivo guitarras,
Habrá canción.
que celebra la vida
y la carta de amor..
acompaña al que viaja
y lleva el mensaje
Habrá canción
en la pequeña casa
escuela y centro
de todos los poetas,
las flores de mi amada
y este duermevela..
Habrá canción
para echarte de menos
y llenar de países
los sitios que no habitas..
en el beso lucero, corazón
Habrá canción
que exalte los hilos dorados
del tapiz profundo de tu alma
Para el niño que crece
y los días de espera...
Habrá canción
para escampar la lluvia,
el beso del regreso,
y la comunión que
hacemos.
Siempre habrá canción
Para quien la necesite y la cante,
Canción donde paren los sueños,
No temas amor, habrá
canción.
Al mismo tiempo, al cumplirse 26 años de su siembra, reivindico este pensamiento que resume la estética y la ética del propio padre cantor, y que se refiere a la función del canto:
“Creo en el canto: Por la necesidad
de multiplicar y hacer inmenso el grito de los humildes.
Porque no será verdad si no son verdad los cantores.
Porque el canto no es un accesorio sino brazo hermano en las luchas
de los pueblos.
Porque ha ayudado a crecer el vientre de esta tierra que espera el Gran
Parto.
Creo en el canto todo luminoso y solidario.
En el nombre del pueblo, de sus manos callosas. Creo en el canto.”
Alí Primera
Alí vive, la lucha sigue.