La posición
de los negadores de la revolución apuntan por no reconocer absolutamente
nada, ellos representan la negación del todo en el seno de la asamblea,
por otra parte los defensores de la revolución hacen un ejercicio democrático
por reconocer la existencia del otro en el escenario parlamentario.
Parece que
la ley habilitante y los supuestos presos políticos han pasado de moda
en la oposición, estos argumentos sirven solo en cuanto la opinión
pública se incline a su lado, pero nadie podrá negar que quienes intentan
atentar contra la propiedad privada son por ejemplo quienes mediante
las estafas inmobiliarias cercenaban el derecho de los ciudadanos de
la clase media de tener una vivienda digna.
En una suerte
de demagogia y marketing político los diputados de la MUD apuntan a
reivindicar los derechos de los trabajadores, sin embargo gritan inexplicablemente
!Viva Fedecámaras¡. ¿Cómo entender tal contradicción? Plantearse
esto en un escenario de debate representativo no es más que desenmascarar
la posición entreguista, burguesa y discriminatoria de quienes adversan
el proyecto Bolivariano.
Miguel Martínez
Miguelez planteaba el uso del pensamiento dialéctico como la lógica
dialéctica que “puede encontrar armonía en la contradicción y claridad
en la complejidad”, por tanto “el pensamiento dialéctico es la
antítesis de los estilos de pensamiento rígidos, dogmáticos y estereotipados”.
Es por ello que el debate surgido en el seno de contraposiciones es
sano siempre y cuando ambas partes contrapuestas estén dispuestas a
discutir las concepciones elementales, no cuando una parte en este caso
representada por la oposición realiza una pregunta de la cual no pretende
escuchar la respuesta, pues prefieren escribir por el Blacberry, conversar
con su colega o dar la espalda a quien desde la disposición revolucionaria
pretende dar una respuesta a los planteamientos.
Parece que
el guión de la oposición en el parlamento estaba escrito, esperaban
encontrarse en una gallera y minimizar el debate, sin embargo se encuentran
en una realidad sumergida intensamente en un enfrentamiento que no encuentra
contrincante y el tiempo corre y la batalla ideológica la van perdiendo
poco a poco.
Sensibilizar
a los ciudadanos sobre el debate político es parte esencial del trabajo
formativo que llevar la comunicación en su núcleo, como epicentro
que ilumine el camino de la sociedad venezolana, corregir las fallas
es una tarea indispensable, queda demostrado que en el debate político
del cual nosotros también escapamos tenemos una gran ventaja, pues
nos asiste el compromiso revolucionario con los más pobres y no la
defensa de los intereses de las clases burguesas dominantes, en tal
sentido propositivo resulta necesario incrementar el debate que termine
de desenmascarar a aquellos que hoy sentados en un banquillo de la asamblea
defienden la lucha contra la pobreza y los intereses de la clase trabajadora
pero que realmente contribuyeron al desmejoramiento de la calidad de
vida y de las condiciones laborales de la última década del siglo
pasado.
“Siempre
es peligroso defender una idea divergente. Los representantes del statu
quo toman sus precauciones contra esos fastidiosos perturbadores del
orden. Debido a ello no resulta nada fácil forjarse una opinión propia.
Esto exige esfuerzo y valentía”. Miguel Martínez Miguelez.
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