Comunicación, conciencia y moral

Limitar la comunicación a la difusión de mensajes a través de una insfraestructura mediática no es sólo una visión simplista, sino que mucho más grave, es una fragmentación que termina legitimando la estrategia aplicada por los sectores mediáticos privados. La razón es muy sencilla: la comunicación por principio no es una dimensión mediática y menos un frente limitado a la simple contemplación y pasividad, sino una dimensión intersubjetiva para el desarrollo y despliegue de la conciencia particular y social.

La lucha por rescatar este sentido de la comunicación, agazapado ante el peso de lo mediático, se propone reimpulsar su sentido humano, formativo, solidario e identitario, obligando a que sea considerada con mayor amplitud. Para ello, el proceso comunicacional debe desplegarse de forma que se integre en un único cuerpo junto a la educación y la cultura, erigiéndose en fundamento para la transformación estructural orientada al desarrollo social.

En esta construcción queda claro que un comportamiento ético, respetuoso, propositivo y ejemplar es condición obligatoria. Y es que el respeto a la condición humana, a la vida vital y plena, a la no exclusión, a las argumentaciones sólidas y al debate propositivo está blindado desde la moral, capital principal de una Revolución.

Ahora bien, transitar por este camino es una condición estructural y de largo plazo, que no excluye la aplicación de medidas en el actual ejercicio mediático. En nuestro ejercicio de emisores y de usuarios de medios, debemos ser cada día más enfáticos en el despliegue de una comunicación de la más alta factura. Si el planteamiento de que el despliegue de la comunicación es un fundamento en la construcción de la conciencia, el Estado debe dar el ejemplo y cumplir a cabalidad lo que ordena nuestra Constitución Nacional en su Artículo 108: “los medios de comunicación social, públicos y privados, deben contribuir a la formación ciudadana”. Por ello, la bandera que se debe enarbolar desde el sector público en el marco de autocrítica es la de no repetir los esquemas que limitan lo comunicacional en lo estrictamente mediático, desplegar una praxis comunicacional ejemplarizante y acumular una amplia reserva moral que permita exigir con la frente en alto en la misma medida en que damos. Es uno de nuestros retos para seguir avanzando en la Revolución Bolivariana.

oliver.reina@gmail.com



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Oliver Reina

Gerundiando: Haciendo, revolucionando, sintiendo, leyendo, escribiendo, escuchando, acompañando, conversando, CREANDO. Ah, y pichón de y que fotógrafo

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