¿Hasta cuándo la huelguita de hambre que comiendo a escondidas realiza un grupúsculo de “estudiantes”?, que con franco propósito se prestan en llevar adelante día tras día, aferrado al visto bueno de Insulza en las inmediaciones de la oficina de la OEA en Caracas y en otras áreas, poniendo en jaque la tranquilidad de un país que le sigue el jueguito a los futuros dirigentes de la oposición que disfrazados de estudiantes se han dado a la tarea bien planificada por otros, de jugar con la mala intención de que los derechos humanos en Venezuela no existen y, que no somos capaces de resolver o buscarle solución a los ofuscamientos que los presos presentan que, por cometer delitos contra el estado los han derivados en “presos políticos” del régimen que, no le deja nada positivo al pueblo y sí beneplácitos a otros gobiernos del Continente, que exageran en publicidad dañina en causa-intención bien orquestada y, más bien buscan afanosamente el desplome de nuestro gobierno, trasluciendo lo inicuo de sus instituciones en combatir las arbitrariedades que flotan tranquilamente en mentes perversas que como apátridas se esfuerzan en siquitrillarnos con sus mentiras y, acá pasivamente se le lleva la corriente como si de la Plaza Altamira se tratara y, ellos gozando su huelga de hambre con sobremesa y sobrepeso con rueda de prensa incluida.
Una huelga de hambre es algo serio y no, la payasada en que se ha convertido su desarrollo en el país, generalmente con la misma intención causa-efecto de llamar la atención del gobierno yanqui como eco desestabilizador de las naciones del mundo que no arropen sus ideas capitalistas y se presten a sus feroces intenciones.
Y, si con atención bien coordinada se buscan los nombres de los que se aventuran a tal fin hambruna, se van a encontrar que son los mismos que en cualquier mes del año que esté en curso, buscan un buen lugar para tirarse en él, taparse la boca, abrigarse de odio contra Chávez, dos o tres artículos de la Constitución bien aprendiditos, ningún libro y, ¿para qué? Una gorra, lentes antirreflejos, una talega de embutidos caprichosos, una almohada que amortigüe desvelos, el blackberry de la audiencia y, poca vergüenza que los ampare y, ya: dale con la huelga y como siempre los medios lubricando el acto con toda la arrogancia del que se va a la guerra y, lo demás camina solo y como verán, tenemos que alguno de ellos soñara ser Mahatma Gandhi y, en cualquier pose de su actuación reventará sus neuromas de pacificador intercontinental.
De huelga en huelga con hambre de relleno: vaga la oposición y, sus estudiantes más duchos en conocimientos legendarios se aferran a un plato de miseria, corrompida de sagacidades sumisas, que atentan libremente contra el común de los mortales que no se desayuna con las sobras que salen de la MUD, que más de las veces no pega una y, son tan estoicos que han llevado el palo parejo en la AN y todavía quieren más.
Ciudadano quiera asegurar su futuro y, que no se respete –más joven que viejo-, ni se quiera, que le guste hacer el ridículo o se quiera hacer famoso a como dé lugar, licite sin contemplación una huelga de hambre, que alguien de la oposición que tiene relación en común con Fedecámaras lo contratará y, posiblemente lo beque en una universidad privada, para que demuestre su desequilibrio pensante en alcanzar su miseria política de dirigente consumado y será bien dotado con los gastos incluidos con o sin bacinilla en cualquier parte que se le antoje, y si es frente a una embajada mucho mejor, gozará de más prebendas en el cementerio del este. Abstenerse chavistas y comunistas que son mal vistos por la burguesía nacional y también internacional.
En Venezuela la oposición estudiantil ha descubierto un nuevo modus operandi dentro del statu quo de su vagancia, que consiste: para vivir en paz hay que morirse de hambre comiendo y, todo ello, por sus “presos políticos”. ¿No lo cree? Véalos.
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