“Venga a otra
copa compadre que este escocés siempre me ha sabido bueno y hasta me
relaja y me hace olvidar las penas. Y apuren ese sancocho de pescado,
para que nos dé butría y seguir esta rumba criolla, pues en la noche
tenemos que estar en la barra acostumbrada conversando con los compañeros
para ver qué dicen y que se comenta por ahí. Pero mientras tanto la
vida es una sola y ¿el pueblo? ¿Qué eso? Aún no sé definirlo, pero
por lo menos tengo que darle gracias que aún, a pesar de todo, sigue
confiando en nosotros y hasta vota por uno para que lo represente en
la Asamblea Nacional. Están escuchando bien “para que lo represente”.
¡Qué ingenuos! han pasado más de cincuenta años y esta pobre gente
aún cree en pajaritos preñados, pues no aprenden ni quieren aprender,
a pesar de todo el discurso ese que todos los días le mete el dictador
que aún tenemos en nuestro país, aunque espero y confío que para
el diciembre 2012 le llegue su sábado y al fin salgamos de él,
porque hay que reconocer que nos ha amargado la vida y hasta nos ha
quitado poder para hacer y deshacer en este País, al que también quieren
los gringos, nuestros aliados, para apoderarse del petróleo a cambio
de darnos a nosotros una buena vida…”
“Se terminó
el tiempo diputado y le he dicho que no hay prórroga”, dijo el Presidente
de la Asamblea Nacional a un representante de la oposición, y fue ahí
que el diputado por Nueva Esparta se despertó de su largo sueño, se
limpió los ojos y se dio cuenta que aún estaba en la Asamblea y hasta
no le gustó mucho que lo despertara la voz del Presidente, pues se
estaba saboreando su whisky 18 años y hasta no pudo degustar su sancocho
de pargo.
¿Qué le
pasó diputado, que se durmió? Le preguntó un compañero,
y respondió. ¿Quién no se duerme en un sillón tan cómodo y oyendo
toda la incoherencia de nuestros compañeros de la oposición? Es más,
tengo pensado en mandar a hacer varias curules, o sea sillas como éstas
y alquilarlas para dormir en el aeropuerto de Margarita, al cual le
quitaron todos los asientos en los pasillos.
Y dicho esto el
diputado margariteño se marchó aún con el sueño en el rostro.
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