Fue con ocasión a
la juramentación de los Equipos Políticos Regionales del PSUV.
Y Chávez lo dijo con toda la contundencia que suele poner a su palabra.
Porque jamás perdió ese sentido de la oportunidad con la que también
suele resplandecer, para cantar en arenga emocionada a los mas de trescientos
socialistas que conforman los equipos regionales esparcidos en la geografía
nacional, el trabajo sistemático y sostenido que habrá que desarrollarse
a lo largo de los casi seiscientos días que transcurrirán antes de
las elecciones presidenciales del 2012. Es edificar la propia supervivencia
del socialismo que se añora, antes de haberlo construido por completo.
Por eso es más difícil todavía. Y en esa lucha de la supervivencia
del socialismo, el laboreo del pueblo que lo abraza y lo propaga es
indispensable. Son entonces los Equipos Políticos Regionales, los encargados
de lograr esa armonía de construcción. Tendrán ellos que impulsarla.
Tendrán que propiciarlas e incentivarlas. Úsense pues, las más grandes
iniciativas que la imaginación socialista provee, para lograr ese magno
objetivo. Propónganse romper con tenacidad el burocratismo inoperante
y sustituirlo por la gerencia socialista activa. Ausculten y pregunten
al pueblo todo, cómo crear los mecanismos y procedimientos para imbuirlos
en las tomas de decisiones. Abordar los poderes creadores del pueblo
es ya un objetivo primordial. Por eso Chávez no se equivoca cuando
basa su discurso en la transformación del partido socialista en un
órgano constructor junto al pueblo. Sin mediatices de ideologismos
decadentes y sin radicalismos que casi siempre se juntan con los extremos
que amenazantes les aproximan. La acción transformadora hacia el logro
del socialismo como obra emblemática de la revolución debe constituirse
en el legado más transcendente que se dejará a las nuevas generaciones.
Por eso la unidad en torno a ese objetivo, es la unidad en torno al
presidente Chávez. Pero la unidad es retórica sino encarna un compromiso
de acción revolucionaria. La unidad no es parta lucir inerme y sentir
que con eso se da tregua a la disidencia interna. No es así, la unidad
es un fruto de las diferencias conceptuales cuando se comprenden con
la madurez política que un socialista debe exhibir. Lo que no da frutos
es el alejamiento al trabajo socialista que pueda estar enmascarando
por acción u omisión, un devaneo en la lucha. Y nadie que esté con
Chávez, puede esta vez ni nunca manifestar devaneos. El llamado de
Chávez a la consustanciación del pueblo y el partido socialista en
una forma ulterior de gobierno, será la gran alternativa de victoria
socialista. Y quien no se aliste en la consustanciación de esa obra,
diga cualquier cosa, pero no diga nunca que siempre estuvo con Chávez.