Son miles, pero que se pueden resumir en tres. Los quince pesuvistas que conforman el Equipo Político Regional falconiano designado recientemente, tiene sin lugar a ninguna duda en esta afirmación, la más difícil tarea que se haya visto jamás en los doce años desde que la revolución arrancó su marcha hacia el socialismo. Así ellos, los quince, lo tienen que entender. Con seguridad no les será difícil para ninguno de ellos entenderlo cuando efectúen la proyección de los planes y probables resultados, que todo propósito político debe contener. El propósito reorganizativo como tarea inicial debe comenzar ya. Los equipos municipales y parroquiales deben conformarse con el mayor tacto político del que puedan los quince hacer gala. Hurgar hasta los confines de las más elementales barriadas para dar con los mejores y auténticos cuadros de la vasta base de la revolución, es un trabajo delicado pero necesario concretarlo en las próximas horas. La discusión en las asambleas populares constituye un componente importante para la aplicación del método ccooptativo que se ha propuesto. En esto, ya todo es cuestión de horas y las horas deben aprovecharse con eficacia. Otra tarea es el trabajo de impulso a los cambios necesarios en la administración gubernamental para la búsqueda de efectivos apoyos a la revolución y sus objetivos. Contar con el apoyo todo, de los entes de la revolución es absolutamente indispensable para el éxito del Equipo Político. No habrá contundencia en la ejecución de las tareas políticas sino hay el apoyo total e irrestricto de los órganos institucionales del gobierno nacional, regional y municipal. Aquí el Equipo Político regional debe tomar suya las indicaciones de Chávez en torno al partido como palanca impulsadora del gobierno. Las instituciones gubernamentales ya logradas en los designios de la revolución, se convertirán en el andamio que la pondrá en contacto con sus más elevadas y nobles intenciones. Luego queda la tarea de la unidad en la acción para el éxito de las estrategias donde esta última es determinante. Debe insistirse en la unidad en torno a Chávez como el liderazgo más preclaro de la revolución. Las tendencias como maneras de interpretar los conceptos y las ideas políticas que se sustentan deben mantenerse con firmeza, pero alejarlas de los fanatismos que deforman las ideologías. El carácter personalista y el efectismo protagónico deben ser desalojados desde el pensamiento, con un esfuerzo creador de transformación. La unidad es una entidad que sobrevive más con un esfuerzo personal de elevación espiritual para el entendimiento y la comprensión entre las partes coyunturalmente disidentes. Y en este humilde resumen de tareas que los quince deben propiciar y desarrollar, se configura un férvido llamado a los casi trescientos mil falconianos inscritos en el partido socialista. La atención a ese llamado tan solo será efectiva si las tareas se cumplen también con recíproca efectividad. Y si así fuera, el efecto será la victoria.
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