Pelones en revolución (VIII)

Hay gente a la que no le están gustando los Pelones en revolución, porque dicen que uno es radical y que no debería estar fastidiando. Nada lejos de la realidad pues lo que uno trata de hacer es servir de repetidor de lo que dice el líder de la revolución bolivariana.

Hay unos cuantos que piensan que la revolución va sin Chávez y a los que particularmente le decimos que orinan fuera de perol. La revolución irá sin Chávez, cuando las nuevas generaciones estén totalmente listas, aunque creo que un 80% de la juventud terminó por montarse en el proceso revolucionario.

Hay que reconocer que la juventud universitaria venezolana estuvo como asfixiada por la frivolidad de las televisoras, las radios, mp3, los carteles, la pintadera de cabello de color verde, los ojos rodeados de oscuridad, los eventos y los metales hasta en la sopa. ¡Pero al fin despertó la juventud!

Aunque se molesten, debo decir que el pelón bravo es el de creer que el periodista revolucionario es una estrella, una star. Los veo en la casa y los oigo en el auto rumbo a las actividades periodísticas. Es más, más de uno de ellos nunca ha tenido que ver con la revolución, con la transformación.

Así de fácil.

No veo los canales privados aún cuando algunos colegas dicen que hay verlos para saber en qué andan. Lo mismo con la prensa. Hay que saber seleccionar. Si no tenemos capacidad de seleccionar, ahí si que estamos perdidos.

De vuelta al pelón revolucionario, escribo que el que estudio periodismo tiene que saber que él es un interpretador y transmisor ante el poder de lo que la gente piensa y quiere y, a la vez, es un transmisor de lo que el Estado está obligado y dice que hará por la sociedad.

Nada de eso es complicado.

Pero en ese periodismo de los que dicen ser revolucionarios –a lo mejor el General Rojas tenía razón que no le prestaba atención cuando algunos querían crear una especie de fracción de periodistas dentro de PSUV- dicen cosas que evidencian que algunos periodistas solo piensan en el estrellato, un asunto individual o están mal formados políticamente.

Un periodista que cree en la revolución y la siente aunque no esté suficientemente preparado, no puede decir:

“Yo quiero o quisiera preguntarle a usted…” tal cosa o “Yo quisiera saber…tal asunto”.

¿Qué observamos allí? Pues sencillamente que ese periodista hace su trabajo por él, que le importa un pito la colectividad.

Ese periodista debería decir –si tiene 4 dedos de frente y si cree en verdad en la revolución- ¿Usted quisiera decirle a la audiencia qué piensa respecto a tal cosa? Y no venir a decir que “Yo quisiera saber o yo quiero preguntarle”, porque cualquiera pudiera interrogar ¿Y quién es usted para que le interese lo que yo pienso?

¡Y eso es todos los días en la televisión del gobierno revolucionario! No hablo de los demás canales porque, en realidad, sólo en algunas ocasiones vale la pena que uno vea algo.

¿Tenemos un pelón?

¡Claro! Tenemos alguna gente que tiene mucho tiempo sin leer…


Lee el siguiente blog: wwwpertinentes.blogspot.com (Premio Aníbal Nazoa/2010) Mención Opinión)


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Pedro Estacio


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