Pelones en revolución (IX)

Hacía falta decir que otro de los grandes pelones en nuestra revolución, es que, todavía, no hemos podido resolver unos cuantos problemas que andan por allí. Los tenemos diversos y no por causarlos, sino que los heredamos.

El de las cárceles, por ejemplo, es integralmente heredado y apostamos que esa herencia supera el 100%.

En todo caso, la cuestión es que el personal interno de la totalidad de establecimientos carcelarios ha debido ser clasificado desde hace décadas y nunca lo hicieron en el pasado.

Parece mentira, pero los únicos presos clasificados fueron los de izquierda.

En las cárceles, lamentablemente, junto al que robó una gallina porque tenía hambre, se encuentra el que peleó con el vecino y lo hirió de dos machetazos; está también el que estafó un banco, otro que tiene cuatro homicidios y el que apaleó al suegro, el que no se bajó de la mula ante una autoridad corrupta y uno que atropelló a un ebrio un sábado de juerga.

¡Entonces! La cuestión es muy clara no podemos meter en la misma jaula a un canario, un tordo y un gavilán primito.

Eso en cristiano significa que tampoco podemos tener en un pabellón a criminales, asesinos experimentados, con amplios prontuarios junto a gente que delinque por primera vez o cuya falta tiene otro carácter como el fraude, la estafa, o al que se negó a casarse, o el que hurtó un caucho, agredió a un perro o robó a una ancianita o trafica con drogas.

Hay una variedad de delitos cuyas características conocen muy bien los criminólogos y es con base a esas características, y otras que hay que sumar como edad, reincidencia, buena conducta, formación educativa y trabajo, etc., que deben clasificar a quienes violan la ley y van a parar tras las rejas.

Es muy importante, y si se quiere prioritario, abordar la temática del trabajo en esos centros penitenciarios en vinculación con las necesidades diversas que tiene la sociedad. Mucho de lo que se requiere en la sociedad, fácilmente puede ser diseñado y construido en los centros de reclusión, porque quienes están allí, pese a ciertas torceduras de conducta, han sido obreros, empleados administrativos, técnicos y hasta profesionales.

Tampoco se trata de ignorar otro aspecto relacionado con el problema, como es el equipo a quien compete la vigilancia de los procesados que viven en las cárceles, que es otro asunto delicado y que compete al Ministerio del Poder Popular para el Interior y Justicia y que imagina uno tendrá ahora una relación con quienes se formarán en la Universidad de la Seguridad.

No es un problema ligero el de las cárceles, pero así como estamos viendo que el asunto de la inseguridad está siendo tratado desde varios ángulos y tres de ellos son la creación del Consejo Nacional de Policía, la Policía Nacional Bolivariana y la Universidad de la Seguridad, creemos que el asunto de las cárceles, ni más ni menos, debe ser abordado con metodología científica, porque ese pelón hay que quitárselo de encima.


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Pedro Estacio


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