“Todas las verdades que se callan se volverán venenosas”
Federico Nietzsche…
Pretender unir todo el descontento contra la clase política tradicional venezolana, que cada día es más abusiva y descarada. Hay que abrir más espacios de participación ciudadana, de debate y propuestas para resolver los problemas que nos aquejan, y combatir a los que abusan en todos los estamentos de nuestra sociedad.
No es necesario para la participación tener afiliación política, somos venezolanos cansados de la situación en la actuación politiquera de baja estofa, que vivimos, y se requiere tomar acciones efectivas, y contundentes para crear conciencia en la sociedad venezolana en cuanto a la necesidad de la participación. Es muy necesaria la opinión para revertir cada día más la impunidad en nuestro país.
Día a día las protestas y propuestas de todos los ciudadanos, van en aumento hay que convertirlas en propuestas eficientes y efectivas, para poder lograr los cambios que nos permitan vivir en una sociedad más justa y equitativa, con oportunidades para todos, sin exclusión ni sectarismo alguno.
Para ser escuchados, y tomados en cuenta a la hora de decidir sobre nuestro futuro, y el de futuras generaciones. Aquí parece ser lo único que no se tolera, es la intolerancia por opinar en ambos bandos. Hay que abrir un real debate sobre el estado de la nación a todos los niveles.
La filosofía se profundizó en Grecia como respuesta a preguntas artesanales sobre la función en la naturaleza de las cosas, y sobre todo sobre la artimaña de los objetos formales, incluido los mentales. La dialéctica socrática fue una reflexión rudimentaria que reveló la superioridad del más discreto sentido común frente a la retórica de los sofistas de la política. La inteligencia racional siempre ha emanado como una necesidad de comprender el porqué, y el para qué del oficio de político.
Pero hay oficios y profesiones, para que sean excelentes que necesitan, para cumplir bien su objetivo. Lo sofisticado de la inteligencia del ser humano. El obrero que repite mecánicamente en la cadena de producción una sola ejecutoria. ¿Sin analizar el porque de los resultados de los productos finales? Protocolizando Siempre la falta de inteligencia en el último escalón de la división en la producción.
El oficio de vocero, opinador o intelectual el de prestar la voz propia a la mente ajena (El hombre guacharaca y rockola, que le meten monedas para repetir las frases de los lideres) constituyen modelos de esterilidad intelectual como realizadores, de una interpretación teatral o dramática de baja estofa, el hablar siempre con boca de guacharaca. Los voceros del gobierno, y la oposición que hablan con palabras entrecortadas de unos supuestos poderes políticos mientras voces de parlamentarios, con retórica de apoderados de la ciudadanía, meten. Sofisticadamente, en la sociedad venezolana, la daga de la incultura democrática.
Las concepciones antidemocráticas del ejercicio del poder (gobierno y oposición en posiciones de gobierno) consideran siempre al pueblo venezolano, menores de edad, y a la verdad informativa y comunicacional, patrimonio privado de cierta clase dirigente en el poder. El problema moral de decir la verdad está resuelto, en la conciencia de ciertos poderosos, por la retórica diaria. En el arte de disimular, el de provocar siempre el error, sin simular directamente el engaño. La ocultación de la verdad, a la que se presta siempre cierta red mediática, tanto oficialista como opositora, que niega a los ciudadanos la posibilidad real, y cierta de adquirir una conciencia efectiva de sus responsabilidades.
Todo esto me hace recordar a Baltasar Gracián, como sus superiores le prohibieron escribir, y le hacían escrutinio de los objetos de su habitación.
Muchos pretenden que muchos criterios hacia la opinión pública, sean introducidos con un calzador para que entre suave. Creo cada día más que estos son los momentos adecuados para teorizar, exponer y dar a conocer con rotundidad la imposibilidad de lo que no debe suceder.
percasita11@yahoo.es