“La gilipollez no tiene ideología, sino psicopatía ideológica”
Arturo Pérez Reverte…
Cuando los argumentos de la “real política” chocan contra el resabiado cinismo, y la trillada hipocresía, como las olas contra las rocas, hay que abrigar la esperanza, en una situación propicia, de abrir senderos democráticos en la ingenuidad, y la sinceridad que intuyen la falsedad pero no terminan de encontrar lo verdadero.
Sin la necesidad de enredarme en hilos conceptuales de que si es “real” o formal ni tratar de petrificar la opinión con rigideces en las terminologías, la revolución bolivariana no se adjetiva, ha de reconocerse la utilidad del lema de “democracia real”, y no con la alusión a una suerte de ficción democrática. Es evidente que los actuales lideres nacionales del PSUV en el partido, y en el gobierno, no nos representan (Por lo menos a mi no me representan como militante), pero cómo articular una representación en la que estos lideres políticos de la revolución sean los ejecutores de las demandas ciudadanas, como dice , uno de los portavoces de este partido: pues según la opinión predominante, debería ser una organización más justa y participativa, que estaría asociada a una representación intelectual pura y revolucionaria, del ciento por ciento. En el seno del psuv no se ha concebido todavía la posibilidad de una representación política intelectual de alto vuelo, porque en esta organización de la esquizofrenia militante llamada en terminología militar, parece imposible o temerario desprenderse de las camisas de fuerza que impone el aparato del partido: por el momento, los resabiados no van más allá de intentar suavizar el tratamiento aflojando las correas. Pero si éstas no desaparecen no se podrá acabar con el politiquismo profesional, de estar en el alto gobierno metiendo la pata (el caso de Nicolás Maduro ayer en cadena nacional) porque eres amigo del que manda.
Se ven y huelen la identificación del PSUV y la MUD, pero no se oyen las chirriantes bisagras de las opiniones que mayoritariamente se emiten por los medios alternativos, y por www.aporrea.org, que sirven para trancar las puertas de la ignorancia, como si una mayor capacidad de influencia de los lideres minoritarios, resultara beneficiosa para los ciudadanos en lugar de constituir un reparto proporcional de la educación revolucionaria. Por supuesto que otra política es posible, pero sólo en un marco institucional parlamentario que garantice un real control del poder, y la elaboración de unas leyes mas justas.
Los filosofastros de la oposición, se burlan de los deseos de los excluidos: ¿A quiénes va dirigida sus intenciones de cambiar el gobierno bolivariano? ¿A la providencia divina?, para dictaminar sus dirigentes con la perfecta desfachatez que “alguien tiene que cambiar el gobierno de Chávez”: los políticos en el poder, son los mandantes del pueblo soberano. Que fácilmente pueden echarlos del poder en las elecciones del 2012. Hay beatos de la revolución otorgada en 1999, que omiten la posibilidad de un periodo de constituyente en la que se configure una realidad democrática y revolucionaria. Hasta ahora, los batiburrillos de protestas y reclamos al imperio norteamericano son superfluos (por lo de las sanciones en el caso iraní) y contraproducentes, por la ruidosa división de las opiniones que introducen, y el engalletamiento ideológico que avivan mas la candela. Ojalá la revolución bolivariana, por ósmosis participativa real y militante, se transforme en un movimiento de ciudadanos hacia la consolidación efectiva de la República Bolivariana de Venezuela, y no se quede en un simple ejercicio de voluntarismo revolucionario abstracto.
En pleno siglo XXI una revolución democrática, tiene el sagrado deber de cambiar el contenido del sistema. Sus cabezas visibles no pueden estar llenas de odio, miedo, mentiras, revanchismo ideológico, y conformismo político. Supongo, que sencillamente lo que tienen que hacer es quitarse el polvo del cementerio político del pasado, para enfrentarse al presente en busca de un futuro real. Un futuro de auténtica Democracia Bolivariana.
Quizás existan muchos complejos y fantasmas que han pululan por muchas cabezas como las de “Marciano”, que intentan secuestrar descaradamente, y de manera irreversible el libre pensamiento. Una lástima.
La confusión política que reina en la intelectualidad mediática nacional es de marca mayor. Pero yo me quedo con las buenas intenciones que se observan en las plazas, calles, mercados etc. Ese pueblo sobre todo el mas joven que se esta dando cuenta, de que los políticos del gobierno, y la oposición no les hacen caso en absoluto, al contrario, los abandonan, literalmente, no les paran.
Pero nosotros los que opinamos no debemos abandonarlos, tenemos que hacer la dificilísima acción de enseñarles, de educarles realmente (paideia decían los griegos clásicos); sí, enseñarles lo que es la real actividad política.
Percasita11@yahoo.es