La Fuerza Armada está en el tapete desde hace días. El presidente Chávez, el ministro Mata y, por supuesto, la oposición, se han estado refiriendo al papel que está desempeñando y que le corresponde jugar a la institución armada. No creo necesario resumir los planteamientos que han hecho. (*)
Pero como unos y otros se han referido a lo que podría llamarse las Fuerzas Armadas, en plural, de la IV república y a la de ahora, quiero subrayar algunas características de la que comenzó a transformarse en abril de 2002, después del fracasado golpe de Estado que permitió a Chávez empezar su depuración. Tan eficiente fue que poco después hubo el paro-sabotaje de 63 días, y no obstante las incitaciones, los alzados de la plaza Altamira, el goteo de oficiales desertores, etc., ni una brigada o un batallón trató de insurgir en momentos en que había las mejores condiciones sociales y políticas.
Las Fuerzas Armadas Nacionales, supuestamente apolíticas y no deliberantes, tenían rasgos diferenciadores de esta Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Veamos algunos, que estaban a la vista:
a) Eran orientadas y guiadas por la llamada Doctrina de Seguridad Nacional impuesta por el Pentágono a los países de la región, y que tuvo su origen en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, firmado en Río de Janeiro en 1948, poco después de finalizada la II Guerra Mundial. Desde entonces, las fuerzas armadas de nuestros países se supeditaron en materia de doctrina, estrategia, equipamiento, maniobras, etc. a los intereses de EEUU.
b) Ejercicios anuales combinados con la Armada y la Fuerza Aérea de EEUU, de acuerdo a sus respectivos planificación e intereses.
c) Corrupción generalizada, que después de la dictadura de Pérez Jiménez, cuando más robaron, tuvo su máxima expresión cuando tres exministros de defensa fueron enjuiciados por cobro de comisiones en la adquisición de armamento, y debieron irse al exterior. Por supuesto, hubo muchos oficiales honestos, y algunos como el general Alberto Müller Rojas, en función de Contralor de la FAN, atacó decididamente varios casos, y como los coroneles Álvarez Beria y Luis Alfonso Godoy, quienes perdieron sus carreras por atreverse a formular las denuncias correspondientes.
d) Politización de las promociones y ascensos de oficiales; en el Senado se cometían injusticias por favorecer, según gobernara AD o Copei, a oficiales simpatizantes de esos partidos, y se demoraban a otros oficiales. Hubo también abierta ingerencia de una secretaria privada del presidente Lusinchi. Algunos casos se publicaron en los medios. Personalmente, en ocasión en que estuve como senador, lo hice en varias oportunidades. (La prensa de los años 64-88, recoge muchas de esas denuncias).
e) Formación de centenares de oficiales en la Escuela de las Américas, en Panamá, donde se les instruía en la persecución de grupos "irregulares", en la tortura y desaparicíón. (En años de Leoni surge esa figura del "desaparecido", extraída de las enseñanzas de esa Escuela).
f) Utilización de efectivos de las FAN al servicio personal de altos oficiales.
g) En cuanto a su capacidad operativa, basta recordar que cuando el incidente del "Caldas" (agosto 1987), "Venezuela estuvo al borde de una guerra, mucho más cerca de lo que hemos estado en nuestra historia y estábamos en muy malas condiciones". (Gral. Italo del Valle Alliegro, Diario de Caracas, 14-sep 1992) ¡Para colmo, el comandante de las FAN, el presidente Lusinchi estaba embriagado dirigiendo las operaciones! (El Mundo, 13-oct 1987). Se improvisó adquisición de armamentos por 24 mil millones, a derrocharlos en 9 meses.
Esas fuerzas armadas ya no existen.
Subsiste alguna de esas características, pero como situaciones excepcionales, como es el caso de la corrupción, particularmente en unidades que se mueven en zonas fronterizas y de vigilancia.
(*) A las 9 am lo puede escuchar en José Vicente Hoy, en Televen, al Gral. Mata Figueroa.