Recientemente un articulista del Diario Ultimas Noticias afirmaba que las revoluciones tienen tres formas diferentes y a veces coadyuvantes una de las otras, para acelerar sus procesos de caída. La pérdida de confianza entre la gente sencilla que la apoya, el crecimiento de la oposición por estrategias políticas de su liderazgo y la autodestrucción del liderazgo revolucionario por el abandono de la crítica, autocritica y la omisión de las debidas formas de rectificación. Es probable que en Falcón se estén dando gradacionalmente esas tres formas de desmoronamiento de la credibilidad popular en el proceso revolucionario. Porque la perdida de confianza del pueblo en la revolución tiene su asidero en que los gobernantes no han convencido a los sectores populares que gobiernan para ellos y de que son nobles sus propósitos del desprendimiento y abandono de la vida cómoda a cambio del bienestar de las mayorías. Por supuesto que todo esto ayuda al sector opositor a perfeccionar sus estrategias hacia el logro de su crecimiento en detrimento de les sectores que apoyan la revolución. Por otro lado, véase por ejemplo, que el caudillismo como fase superior del fraccionalismo, ha sido históricamente una rémora en el proceso del socialismo mundial. Por eso el fraccionalismo es tenazmente atacado por el presidente Chávez, a sabiendas que con él se aproxima el caudillismo con desgarradores males para los preceptos de la revolución. Hasta este momento se debe estar claro entonces de que el fraccionalismo y la doble moral en instancias de gobierno son los fetiches que atormentan la revolución. Pero quizás la forma mas peligrosa de hoyar el triunfo definitivo de la revolución, esté en las dificultades para percibir la critica, la autocritica y la debida rectificación. La autocritica es desdeñada por los gobiernos casi de forma automática y en vez de promover formas de rectificación, se emprende ferozmente contra los que la emiten, al punto de que son casi siempre mas fieramente perseguidos desde adentro que a los verdaderos impulsores de la contrarrevolución. De ese caujaro un montón de socialista en Falcón, guardan racimos en sus mochilas. No se equivoca entonces el articulista del diario en cuestión, al definir las formas de un desenlace desafortunado de la revolución. Sólo queda entender que si las tres formas que se refieren como causales de los achaques de la revolución no son debidamente extirpadas, el padecimiento seguirá su curso y no se sabe ni se avizora en el tiempo, el remedio que pueda superar el dramático mal que se pudo haber evitado.
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