Nadie puede negar que en la Venezuela del Siglo XXI se vive una efervescencia en la participación ciudadana, donde el escenario se muestra aparentemente polarizado y la llamada opinión pública se divide en extremos opuestos.
Ahora bien, para buscar la verdad en ese escenario caliente y de constante ebullición, es necesario visualizar los puntos focales y las manifestaciones “polares”. Mas todavía si consideramos que en el campo de la política encontramos dos tipos de polarización: la popular y la partidista; siendo la primera donde las opiniones divergen en grados de intensidad o distribución hacia polos opuestos; en tanto la partidista ocurre cuando el apoyo a la figura política surge desde los propios partidos mas que de cualquier otro estamento.
En el caso nuestro, digo, el de la Venezuela de estos primeros días del mes de octubre de 2011, disponemos de datos empíricos que pueden darnos una orientación respecto al tema que hoy tratamos. Partiendo de la realidad observable, es plausible pensar que no existe una “gran” polarización en nuestro país, porque determinarlo de esa manera es pecar por inocente y menospreciar la verdad de los hechos. Es mentira que la sociedad venezolana esta dividida (en dos toletes), como quieren hacerlo creer a través del sesgo mediático, porque cuando revisamos el eco de las voces, los niveles de intensidad son desiguales. Es decir, no hay fifty-fifty ni en los niveles de opinión ni en los de participación; de allí que este campo también hay que medirlo con el termómetro de los hechos del día a día.
Comprender las causas que subyacen en las posturas esquemáticamente polarizadas no es nada difícil, puesto solo basta comparar como se manifiestan esas fuerzas y conocer su nivel de inclinación. Sabemos que en el caso venezolano, las tendencias se bifurcan en un prisma de colores y matices ideológicos, donde el sol de la verdad resalta el rojo, que simboliza la revolución venezolana, el proyecto político propuesto por Hugo Chávez y respaldado por una mayoría legitima desde hace 12 años, que contextualiza siempre hacia una tendencia alcista y que de por si es una cuestión positiva. Como vemos, cuando se resalta una tendencia, entonces el declive se observa en los otros campos, que a razón de este argumento serían los partidos opositores y de colores escuálidos, que se opacan en la individualidad y se destiñen cuando se sientan en la mesa, o la tal llamada MUD.
El impulso subyacente hace que los niveles de participación se incrementen, ensanchando la visión polarizada que supuestamente tenemos. Vemos un lado amplio, de espacios abiertos y desde donde se invita a participar en la formación de un Gran Polo Patriótico, cuyo núcleo central es la figura de Hugo Chávez, en tanto la MUD es una convergencia de fuerzas dispersas que no tienen núcleo, sino ramificaciones débiles. Entonces la participación en la revolución es esa, manifestaciones de apoyo precisas hacia el prisma más radiante, que se incrementa en momentos estelares, como el que ya se inicio rumbo hacia el año 2012.
(*)Politólogo
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