Productivas instituciones y la manera de actuar de las vetustas monarquías son dos de los grandes aportes que los hidalgos caballeros legaron al mundo occidental. Tales heredades fueron aceptadas, imitadas y puestas en ejecución por muy renombradas familias mafiosas. La historia nos revela que una vez conformados los grandes señoríos los nobles, dirigidos por el rey o reina, se repartían entre si las posesiones y los siervos, convertidos en virreinatos, principados, ducados, marquesados entre otros, conquistados a sangre y fuego en detrimento de los habitantes de tales comarcas. Una vez arrebatados los territorios las tropas de los aristócratas obligaban a los vasallos a pagar tributos, en dinero o en especie, a cambio de recibir protección de las infamias de los mismos nobles arteros. En caso contrario, las huestes de la realeza arremetían contra aquellos que se negaban a cancelar los impuestos. Nada diferente a las familias mafiosas, una vez conformada la banda se reunían los capos de cada una para repartirse los territorios en familias: una familia recibía los ingresos obtenidos por la prostitución; otra, por la venta ilegal de licor; otra, los beneficios del tráfico de drogas; otra, las ganancias por los servicios de protección, en fin, cada estirpe debía respetar el renglón del ordenamiento ilícito acordado. Una verdadera amenaza para la sociedad. Estas organizaciones mancomunadas estaban presidida por el “capo de tuti los capos” escogido “por consenso” para fungir como jefe, similar a un rey, y quien recibiría el mayor dividendo.
No sé porque mirando la actuación de la “Mesa de la Unidad” vienen a mi memoria aquellas películas de Al Capone y Luky Luciano, algunos personajes destacados de aquel escabroso mundillo del hampa organizada a mediados principio del siglo XX. Para tal analogía y para aclarar el asunto intententaré cambiar algunos nombres por Ramonino Allup Luciano, Al Guillermo Avelino, Luky Juliano Borgelino, Andreotti Velazcone, Pérez Viviani, Moreletto Rodriscone, Ismaelino Vitico Garciliano entre tantos. Tales personajes son los representantes de “egregias” familias, encubiertas con nombres de fructíferas empresas, entre las que se destacan: AD compañía anónima; Primero Justicia S.RL, Copei S.A. Causa R y asociados, la franquicia internacional Podemos y otras sociedades mercantiles. Actualmente los referidos personajes se reúnen para elegir “por consenso” el futuro “capo de tuti los capos” y determinar la forma de repartirse el país. Todo esto con la finalidad de obtener y prorratearse las ganancias generadas en sus actuaciones ilícitas. Es importante señalar que el reglamento de la organización “Mesa de la Unidad”, mejor dicho “la cosa nostra criolla”, establece la obligación de respetar el área de influencia de cada una de estas familias con el único interés de reguardar los beneficios y la honorabilidad de dichas organizaciones. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
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