La oposición solo dice abstracciones: esperanza, paz, progreso, juventud, cambio, unidad, anhelos, hay un camino mejor, el autobús del progreso, el capitalismo popular, la mejor Venezuela, vamos a ganar… Pero jamás especifican de qué se trata ni cuáles medios concretos emplearán para alcanzar nada de eso.
Los bolivarianos no solo hablan de concreciones sino que las practican: Barrio Adentro, computadoras Canaima, patrullas, Consejos Comunales, Metro Cable, Puentes sobre el Orinoco, sobre el Lago, Cardiológico Infantil, alfabetización, misiones, inversión social, tres meses de aguinaldos, pensiones, integración latinoamericana, escuelas y liceos bolivarianos, satélite, bombillos ahorradores, índice de desarrollo humano, reducción de la pobreza, aumento de matrícula, restauración de Caracas, millones de libros, discos y revistas culturales, cine, aseguramiento de las divisas y recuperación del oro, defensa nacional, vivienda, prevención y atención de desastres naturales, Mercal, PDVAL, Mi Casa Bien Equipada, madres del barrio, medicina integral comunitaria, incautación de drogas, desarme, deporte…
Pero la oposición sí tiene concreciones: asalto a embajadas, persecución y masacre de personas durante el Golpe, golpes frustrados, consumados o por consumar, tranca de vías, guarimbas, sabotajes, ocupación militar de plazas, devastación, desfalcos, tortura, asesinatos, venta de la patria por un puñado de dólares, conductas públicas bochornosas…
No son meramente epistemologías antagónicas, que también, sino opuestas condiciones de producción. Las condiciones de producción de los discursos determinan su gramática, las reglas de su lenguaje. Es conveniente preguntarse ante cualquier discurso si quien lo dice puede decir lo contrario. ¿Puede cualquier candidato de oposición decir cosas concretas? No. Pero no por incapacidad intelectual, que también, sino por insolvencia deontológica, es decir, por inmoral (lo dice Hiterlaces http://j.mp/u8pGRI), porque tendría que confesar proyectos como eliminación de misiones, entrega al Imperio, privatizaciones. Si María Machado estuviera en capacidad intelectual de explicar su capitalismo popular, más allá de brillos oculares, confesaría cómo el capitalismo popular de Margaret Thatcher inició la ruina que irrita a los ingleses indignados de hoy. La gramática del discurso obliga a decir cosas, pero también impide declarar otras. ¿Imaginas a esos dirigentes explicando su política de vivienda en manos de estafadores inmobiliarios? No pueden, tienen más bien que limitarse vaguedades, sueños, futuro, aspiraciones, retos, oportunidades. Una frase con que los neoliberales gimen de placer es «reglas claras». Ah, y decir mentiras chapuceras.
Hay, no obstante, algunos atisbos de concreciones en su discurso: «No sé dónde se van a meter cuando caiga Chávez». O sea, las cacerías brutales que ejecutaron en las horas en que mandaron a sus anchas en 2002: «Hay que someterlo por la fuerza y arrestarlo», «si ves a un chavista denúncialo», ¿recuerdas? Como dice Marialcira Matute: ¿Se han preguntado dónde están metidos ellos ahora que Chávez manda?
Oye a unos y a otros y comprueba. O refuta.
roberto.hernandez.montoya@gmail.com