Leyendo un artículo publicado en Aporrea el 28 de febrero del 2006, por el camarada William Izarra y titulado: “Quítenle la máscara al Contrarevolucionario”, me animé a escribir este, en vista de que observo con preocupación, la penetración que hacen estos individuos, operadores políticos en los últimos años y quienes por una oportunidad, son ahora “más revolucionarios que la revolución”.
No mencionaré nada del artículo de Izarra, pero los invito a leerlo porque está muy bueno, añadiré otros aspectos no mencionados en su artículo.
Un primer aspecto y quizás el más detectable, en su vocabulario, los contrarrevolucionarios u opositores(hago una salvedad y para mi hay una diferencia entre estas dos posiciones, el contrarevolucionario es un operador político, un traidor, el opositor es una persona que adversa a la revolución pero de una manera democrática, con todo su derecho y a quien debemos respetar su punto de vista), nunca mencionan palabras como por ejemplo: Pueblo, usan sociedad civil, Revolución, El Comandante Presidente, Camarada, Compatriota, Oligarquía, nunca hablan de : Mesa de Energía, Consejos Comunales, Compré en Mercal o Pdval, ¡qué bueno me compré un Vergatario!, ¡jamás mencionan a CUBA!, nunca mencionan a Fidel, Raúl, El Pueblo Cubano, nunca descalifican a la IV República, cuando les hablas de ellos, sólo sonríen, bueno son sólo algunas cosas.
Un segundo aspecto es: que en ellos se detecta de inmediato la ausencia de valores socialistas como por ejemplo: Solidaridad, Compañerismo, Empatía, Humildad, Respeto en el trato a todas las personas, Amantes y defensores de la Ecología, Colaboradores, sencillos, su hablar suele ser atropellador aún cuando estén haciendo un esfuerzo enorme para no ser detectados, en los trabajos se comportan como verdaderos villanos y más aún si son jefes y cuando entran en una institución del estado, suelen adoptar una conducta apática, no se involucran en nada respecto a su trabajo, muchos piensan que “El estado me tiene que mantener, porque le está regalando la plata a Cuba, Bolivia, etc.”, no se interesan para nada en resolverle el problema a un vecino o a un compañero de trabajo.
Un tercer aspecto y como lo menciona Izarra en su artículo, es su pasado, y es lo que esconden astutamente, por eso “hay que pasar por las piedras” (término que significa investigarlo a fondo) hasta al mismo Jesús Cristo (Con el debido respeto al hijo de Dios) si se presenta como un revolucionario.
Estos individuos obtienen favores de personas que están bien conectadas con el aparato gubernamental de la revolución (traidores también, si conocen la historia), bien sea un hermano, un tío, su mejor amigo de la infancia, etc., y de pronto se convierten en los más aguerridos revolucionarios, que entre paréntesis son los que se van a voltear tipo la vieja Pdvsa del 2002 a la hora de haber un evento desestabilizador.
Un cuarto aspecto en ellos, es su forma de desenvolverse, actuar, compartir, sus gustos por decir algunas características.
Cuando nosotros celebramos ellos tienen una expresión de amargura, en el área laboral, evaden cualquier actividad de apoyo a la comunidad, les molesta interactuar con personas de bajos recursos económicos, tipo María Corina cuando se limpió la boca después de haber besado a una compatriota, ¿recuerdan?, son consumidores por excelencia de cualquier pendejada, su expresión es de máxima satisfacción cuando hablan del enorme pantalla plana que compraron o sus andanzas en el resort el fin de semana.
Estos son algunos detalles, usted tal vez tenga otros más que yo no he visto.
Si usted conoce alguno en alguna dependencia del gobierno denúncielo, yo tengo un caso, soy testigo del progreso de un mal sano operador político que llegó al banco de Venezuela como un gran señor revolucionario, viene del banco del tesoro super recomendado, ocupando actualmente un alto cargo estratégico en la nómina de Informática del banco de Venezuela.
Pues señor presidente del banco de Venezuela, he aquí un procedimiento muy sencillo para que detecte al impostor contra revolucionario.
Después no diga, ¡NO ME LO DIJERON!