Las llamas de 2011

 Nadie pude negar que desde todos los puntos de vista, el 2011 ha sido un año histórico para Venezuela y marcado por grandes llamas. El despertar mayoritario de la conciencia patria trae devuelta el concepto de nación soberana, la consolidación de los planes del Estado, la reactivación del debate electoral por las elecciones presidenciales y de gobernadores en el 2012, la irrupción en el escenario de unas majunches y malas hierbas candidaturas presidenciales, aunado a una serie de acontecimientos internos que están cambiando las coordenadas en la manera de hacer gobierno. Precisamente, disponer de puntos de anclaje para entender y comprender esta realidad nuestra se hace más indispensable que nunca.

Desde mis reflexiones publicadas en algunos medios regionales y también por esta ventana de Aporrea, a lo largo de 2011 hemos seguido de cerca cada una de estas cuestiones y a través del análisis riguroso, puntos de vista originales y personales, se ha procurado proporcionar al lector elementos de interpretación crítica y racional. Particularmente y en mi condición de aprendiz de escritor, siempre he procurado avivar el fuego sagrado del debate de ideas, razonado y pensado. Ese es el propósito fundamental de este espacio, analizar temas claves de la política nacional e internacional y otros temas de interés que sirvan como punto de partida para el debate necesario.

Precisamente, cuando apenas faltan horas para que el sol de medianoche del 2011, alumbrado por las metáforas del tiempo, se oculte entre las colinas y neblinas, parecidas a las que están por acá en los Andes venezolanos, para darle paso al fuego eterno de las tres llamas que desde el horizonte alumbran el fulgurante 2012, que sin duda alguna será un año de una extraordinaria acción político-electoral, donde ya se puede predecir la simetría de rasgos y carácter eminentemente revolucionario del gobierno de Hugo Chávez. Nos aguarda un candente desarrollo político y logros sociales sin precedentes, tal como los desplegados en este mes de diciembre, cuando se hace justicia con los hijos de la patria combinado con un amor mayor hacia los hombres y mujeres que dieron y dan su energía y su esfuerzo por lograr una patria digna.

Gracias a todos, a mis amigas y amigos lectores por compartir cada reflexiones que publicamos. Gracias a la prensa regional de mi país por permitirme llegar a los hogares tachirenses, a la gran familia del Táchira y de Venezuela. Gracias a Aporrea por permitirme llegar hasta los confines del mundo a través de la red. Gracias a ese hombre y esa mujer con quienes nos cruzamos a diario por estas calles y me comentan y felicitan por los temas que abordamos cada semana. Jamás olvidaré aquellas palabras de Monseñor Mario Moronta, Obispo de la ciudad de San Cristóbal, estado Táchira-Venezuela, cuando en el encuentro de un acto religioso me comentó que siempre leía mis escritos y me instó a que siguiera escribiendo. “Aunque a veces no estoy de acuerdo con algunas cosas”, me dijo. Pero sigue escribiendo que eso es un don de Dios. Gracias Monseñor, un cordial saludo para Usted en estas Navidades y Feliz Año 2012.

Igualmente, aprovecho para enviarles un gran saludo a todos mis amigos y amigas, que con todos los defectos y virtudes que uno pudiera tener, siempre están presentes y solidarios. Feliz Año nuevo y nos volvemos a leer, Dios mediante, en la primera semana del 2012. Que no se apaguen las llamas.

Politólogo

eduardojm51@gmail.com



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Eduardo Marapacuto*


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