Sin forceo y con placer nada prematuro: entró el fulano año por la puerta grande de las ambiciones personalistas y marcado por una división por venir, que tiene a la oposición en espera silenciosa, flotando en una nube que cada día que pasa acerca al puñado de candidatos a las primarias en que uno o, una de los aspirantes inscritos soñará con llegar al palacio de la esperanza, trepado en una alfombra roja que lo llevará a dar sus primeros pasos de estar cerca del “poder” que le hace agua la boca y la ansiedad se le aferra de los testículos de la ilusión al frotar sus manos de alegría dentro de la MUS.
Y es que el voto del pueblo se ha ido hacia otro lado, bien preciso, con más política de visión y comprensión, que le atiende y le resuelve sus problemas y lo ayuda a vencerlas dificultades que vienen arrastrando desde hace años y será bien difícil, volverlos a convencer –con pajaritos preñados-que regresen a los vericuetos de la desorganización y desconsuelo, donde se les odia y la maldad y el sometimiento juegan la misma carta y por más que los escuálidos recen en series rosarios de fraternidad al lado del cardenal Urosa, éste nada podrá hacer, para convencer a dios que se compadezca de ellos con ese soplete caliente de mentiras juntas que, como representantes del capitalismo a ultranza les delata su desquiciada realidad interna y, comprime la independencia propia del que saldrá seleccionado como posible candidato “in”del imperio y de la burguesía apátrida de desestabilizar económicamente de nuevo al país –tan fácil- como en la IV-R.
El feliz año de bienvenida se les atragantó en el recodo de sus ligerezas de creer que el pueblo sigue siendo el mismo “pendejo” de los tiempos del punto fijismo y del “TaBarato: Dame Dos”.
La oposición venezolana está repleta de timadores políticos que lo mismo le da ganar que perder como irresponsables que son, porque nada tienen que ofrecer en atención de soberanía de convivencia y cooperación con otras naciones con la obligación de llevar adelante con soltura de principios y como tales se expresan en un tono que desentona al común de los mortales y su filosofía política es tan floja que en ella se escudan, embarcadores de oficio que viven anclados en el pasado con su título de peculiaridad de insignes personalidades que los enlata de una modestia que les concentra el “talante”de la malicia abstracta y cuando no son “constitucionalistas son internacionalistas” y otros jamás dejan de ser “embajadores” o representantes de un sin fin de “hijastros del mundo de los recuerdos” que más bien parecen salidos de ultratumba a adormecer a los muertos que no descansan de tantas maldades acumuladas y el espacio en que se mueven siempre es el mismo y cuando no “payasean su tiempo en la CIDH” maltratando a Venezuela al lado de los cómplices externos de siempre que odian nuestra revolución por humana.
El Chávez de su incomodo sigue allí, vivito y coleando y, metido cada vez más de lleno en la compenetración sensible de su pueblo en acercarlos a la justicia social a la que todo venezolano tiene derecho dentro del proceso político que se desarrolla en el país que no calza con las ambiciones de los líderes de la oposición cada vez más deprimidos y, cuando no se disfrazan de groseros, se desnudan en vaguedades malsanas que les reconforta los lípidos emocionales de la tertulia fofa y les da miedo inventar porque pueden errar y, no quieren acercarse a Simón Rodríguez ni a empujones y su consigna es asustar a los pobres queriéndole quitar sus misiones y el camino hacia su libertad de no ser alfombra de nadie que lo pisoteé.
Entonces, nuevo año, nueva vida y más revolución que pulverice a los estrafalarios de la ruindad y del reacomodo al pasado en que los yanquis ordenaban y los adecos-copeyanos y apéndices cumplían con la ilusión de ambigüedad sumisa que siempre los ha caracterizado.
Así que bravucones de la MUS a llorar al Valle que, acá tenemos Presidente hasta que el pueblo quiera y de ese camino no lo saca nadie, que los pitiyanquis se morirán de ganas de caerle a palos al poder, porque quien golpea y golpea es él mismo pueblo y pueblo que se respete no baja la cabeza ni la guardia.