El 2012 se anuncia como un año muy intenso, lleno de movimiento y de mucha actividad en lo político, pero también como un año de consolidación de sueños, un año de reivindicaciones máximas para los trabajadores y trabajadoras, de reafirmación de una política social que, efectivamente ha puesto en las manos de los venezolanos y venezolanas el petróleo que antes solo servía para enriquecer a unos pocos. El 2012 será el año de la misión 7 de octubre para relegitimar  no sólo a un líder sino un proyecto de vida, una misión de amor y de futuro, de esperanza y mayor inclusión, de respeto y honestidad, de moral y de ética.

Este inicio de año es propicio además para que revisemos nuestros logros, analicemos nuestras acciones y tracemos las metas para el corto, mediano y largo plazo. Tenemos cifras positivas que mostrar, algunas áreas por consolidar, tenemos un proyecto de país en curso, objetivos estratégicos alcanzados, pero tenemos también una estrategia comunicacional por diseñar para decir las verdades, defender nuestros logros, rebatir las maniobras del imperio y sus secuaces locales. El reto es ser creativos, ir más allá de los espacios tradicionales. Así como el 12 y 13 de abril radio bemba se impuso a la tiranía de un Golpe de Estado, en este momento urge la comunicación cotidiana, directa y sencilla, pero contundente, comprometida e irreverente como la de aquel entonces. La matriz inspiradora está allí: Hugo Chávez y el inmenso amor que él le profesa a su pueblo y que su pueblo devuelve convertido en frenesí. Ahora vamos por el frenesí comunicacional.

Hay una estrofa de un  tema del cantor del pueblo, Alí Primera que invoca la transformación económica y social de Venezuela “ahora que el petróleo es nuestro”. El Padre Cantor en su tema, con la crudeza que le caracterizaba, se preguntaba cómo era posible que las ganancias petroleras se quedaran en las manos de unos pocos, mientras al pueblo se le ponía, cada vez más cuadrada la arepa.

Nosotros lo trabajamos, nosotros lo refinamos, señores a esa comedia la gracia yo no le veo, que nosotros trabajemos y ellos con el mercadeo, cantaba Alí el irreverente que también decía en sus estrofas que ahora que el petróleo es nuestro no quería ver enfermos sin hospitales ni muchachos sin liceo.

Esa realidad de la PDVSA elitesca, negocio de unos pocos, en detrimento de muchos, la cambió  la revolución. Ciertamente aún hay deudas por saldar en lo social, pero por primera vez en la historia podemos decir que el petróleo es nuestro. Cada gota de petróleo es traducida en programas sociales para hacer justicia con un pueblo que antes fue ignorado, maltratado, burlado y hasta negado por los gobiernos adeco-copeyanos que jamás quisieron hacer verdadera justicia social con los viejitos. Esos mismos que buscaban al pobre solo para sacarle un voto sin detenerse a pensar en su hambre. Esos mismos que veían y siguen viendo al preso como un desecho, negando una realidad que les  explotaba en la cara. Esos mismos que se avergüenzan  de llamar a Venezuela como lo que es, la República Bolivariana de Venezuela.

Esos que fueron incapaces de pensar en la independencia tecnológica, los que se burlaban del satélite Simón Bolívar hasta que comenzaron a usarlo, esos que querían seguir acumulando tierras sin uso y sin provecho, esos son los mismos, cada vez más pocos, gracias a Dios, que no se han dado cuenta que el petróleo es nuestro, de Juana, María, Petronila,  José y de cada unos de los más de 30 millones de venezolanos y venezolanas que construimos esta patria con esfuerzo y mucho amor.

Venezuela es poseedora de las más grandes reservas de hidrocarburos líquidos del mundo y ellas están precisamente en la Faja petrolífera del Orinoco, la cual comprende una extensión de 55.314 kilómetros cuadrados (km2) y un área de explotación actual de 11.593 km2, ubicada al sur de los estados Delta Amacuro, Guárico, Anzoátegui y Monagas, con impacto en el estado Bolívar que seguirá siendo motor de la revolución económica de nuestro país.

Nuestro país produce actualmente un millón de barriles diarios pero la estrategia del gobierno revolucionario es elevar progresivamente la producción, una acción que está siendo diligenciada de manera inteligente y coordinada, entendiendo, como lo han hecho los planificadores, que el petróleo, sus ganancias y su importancia están íntimamente relacionadas con el desarrollo social de esta Nación.

El petróleo es punta de lanza de la Gran misión hijos de Venezuela, de la misión en Amor Mayor y ahora lo será de la Gran Misión saber y trabajo. El petróleo ha sido también punta de lanza de la misión Barrio Adentro, Ribas y otras que han permitido ir haciendo realidad el canto profético y el reclamo social de Alí Primera. No más enfermos sin hospitales ni muchachos sin liceo. No más venezolanos sin vivienda, no más campesinos explotados, no más universidades enclaustradas. En cada área hemos ido cambiando realidades. La educación democratizada, techo para todos, salud de calidad para todos, petróleo para todos y todas.

Asústense majunches que comienza el despliegue…

Este fin de semana comienza el despliegue del PSUV. Todos a sus posiciones de comando, a sus puestos de batalla, para asumir la tarea política y social que nos permitirá  alcanzar el más contundente triunfo electoral del 2012. Mientras los majunches deshojan en Miami la margarita para saber si van a sus pírricas primarias o se dejan imponer los candidatos de Ramos Allup, nosotros nos vamos a la calle con las misiones, con los consejos comunales, con los frentes sociales, con nuestras patrullas de vanguardia. A la carga pues que la victoria debe tener sabor a paliza.

Una verdad con destino…

“En esta vida algunos hombres nacen mediocres, otros logran mediocridad y a otros la mediocridad les cae encima”, una frase del escritor norteamericano Joseph Heller a la cual yo le agrego que ser mediocre no es fácil, por eso el mediocre siempre quiere vivir a través del chisme la vida de otros. Una verdad con destino.