Astrolabio

¿Cómo Salir del Bunker?

Mi amiga Clara, ha regresado de su largo periplo por más de treinta países. Hizo una escala en Puerto la Cruz, con el único propósito de hablar un rato. Su conversación es amena y agradable, está informada de todas las novedades y conoce lugares, aromas, y secretos de algunas tribus. No dejo de sorprenderme cuando expresa que regresara al país, después de la derrota de Hugo Chávez.

Sus argumentos lucen irrefutables ante sus ojos, a pesar de que uno a uno los he ido demoliendo, hasta dejarla desnuda y sin nada que decir. Ella parece no darse cuenta, e insiste con una especie de delirio febril que me hace recordar a un político que en los días del paro petrolero acuño la expresión “esta oposición esta loca”.

Después del golpe del 2002, siempre he recordado ese veredicto lapidario, lacónico y parco de mi amigo. Sin embargo ahora frente a Clara, un ser tan especial para mi, no sólo por su solidaridad, sino también por su honestidad y su don de gente. Trato de imaginarla loca, deambulando por las calles de la ciudad y no puedo.

Por esa intuición que siempre me ha acompañado, logro percibir, que más allá de esa irracionalidad que se expone, las causas de esa visión de país que se expresa en miradas, gestos, ademanes, y argumentos de la oposición, pueden tener una explicación en el origen de nuestras ciudades.

En ellas creció como casta sagrada, merecedora de la alianza bíblica, una oligarquía que jamás pudo reconocer al otro, nunca pudo ver el espejo de la realidad, porque la renta petrolera se lo impidió.

Para este linaje sagrado, Venezuela fue siempre un Bunker en Berlín, como el descrito por, Joachim Fest, en su libro Hitler y el final del Tercer Reich, donde se detalla como el furher, convencía a sus seguidores de que la victoria era posible, sustituyendo el pensamiento lógico por la fantasía e imaginación.

Los Búnkers se alzan como un rechazo simbólico al otro, que sospechamos puede despojarnos de nuestra propiedad, son en esencia la protección ante el miedo.

Clarita, se levanta me abraza, me besa, me moja con sus lágrimas y me dice “Tú eres un chavista distinto”. La miro alejarse. Me dan ganas de gritarle los logros del gobierno. Presiento que es inútil. Clarita, al igual que la oposición extrema, solo tiene una manera de entender la realidad: es reconociendo la existencia del otro, solo así podrán salir del Bunker.

figuera.prensa@yahoo.es



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Luis Figuera


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