El
tráfico de influencias y las prácticas clientelares caracterizaron en
buena parte la forma de hacer política durante el régimen puntofijista
que destrozó al país. No debe ser sorpresa entonces, que los neo
partidos herederos de AD y COPEI, y sus politiqueros oposicionistas,
lleven estas características como una marca genética en su ADN político.
Un
ejemplo que ilustra a cabalidad el deterioro moral y ético de las
nuevas generaciones puntofijistas, lo representa Maria Corina Machado y
Leopoldo López, sin entrar a mencionar a toda una fauna politiquera
nacional.
Machado, hija de multimillonarios, en lugar de insertar
su acción política en
los desacreditados partidos puntofijistas que apoyaba, utilizó la
figura “fashion” de la ONG para adelantar su agenda neoliberal. Para
ello, recibió fondos de gobiernos municipales cuando estuvo al frente de
la Fundación Atenea para privatizar la atención a jóvenes y personas
sin hogar, al tiempo que formaba parte de la junta directiva de SIVENSA
junto a Pedro Carmona, el breve. Al arribo de la Revolución Bolivariana,
a Machado se le agotaron los fondos públicos del Estado, por lo que
comenzó a extraer el dinero de los contribuyentes norteamericanos y
europeos para su organización SUMATE, que utilizó de manera abierta
contra la institucionalidad democrática.
Por su parte, Leopoldo
López aprovechó sus estrechos nexos con PDVSA cuando se desempeñaba como
Analista de Entorno Nacional, para recibir una “donación” de 60
millones de bolívares a favor de Primero Justicia, autorizada por su
propia madre, Antonieta Mendoza de
López, quien para 1998 ocupaba el cargo de Gerente de Asuntos Públicos
de la División de Servicios de PDVSA.
Sin embargo esa no fue su
única “tremendura”, sino que ahora nos enteramos por su propio relato,
en entrevista al diario Ultimas Noticias del pasado 18 de enero de 2012,
que disfrutó de una jugosa “beca” para estudiar en la Universidad de
Harvard, una de las mas costosas del mundo que alcanza más de 36 mil
dólares, solamente para la matrícula, gracias a que su padre, Leopoldo
López Gil, era nada más y nada menos que el propio Presidente de
Fundayacucho.
No pensemos mal. Quizás López era un excelente estudiante que merecía una beca tan costosa por parte del Estado.
¡No me jodan!
Para
ello, López ha debido tener un coeficiente intelectual muy elevado y
una inteligencia realmente superdotada, porque lo que hacía en clase era
sentarse atrás en el salón para lanzar taquitos, a juzgar por sus
propias palabras.
Memoria y Cuenta.
Tiene que haber sido demasiado sensacional, magistral, la presentación
del Presidente de la República ante la Asamblea Nacional de la Memoria y
Cuenta de su gestión de gobierno, para que el oposicionismo y aparato
mediático solamente lo criticara por su “larga” duración. Así habrá sido
de contundente el Presidente Chávez, que estos politiqueros
puntofijistas no encontraron un argumento mas banal, ni elaborar algún
argumento político para planteárselo al pueblo de Venezuela.
carrascoeugenio@yahoo.com