Hugo y la credibilidad de lo increíble y, la “decencia” de los indecentes

Cuando escucho a los MUDos y las declaraciones de cada uno del sexteto oligarca viene a mi memoria el “El mito de las cavernas”, un texto del barbudo Platón. En este escrito el famoso filósofo explica la teoría de las ideas. En el mito, el  culto pensador sitúa a un grupo de prisioneros dentro de una cueva, familiarizados sólo con un fuego y unas sombras en movimiento. Seguramente, si  tales cautivos salieran fuera de la cueva,  no cabe duda,  la luz los deslumbraría, le dolerían los ojos y quizás, regresarían a su cautiverio porque así se sentirían mejor. No pretendo comportarme como un filosofastro, sino deseo mostrar mi interés por la negativa de los dirigentes opositores de aceptar los logros del gobierno de Hugo. Es bueno resaltar que para los dirigentes puntofijistas lo creíble era la existencia de millones de excluidos en lo que respecta a la alimentación; la construcción de viviendas precarias, indignas para cualquier ser humano; los sin nada, miles de descartados de la educación universitaria; la sumisión descarada del estado venezolano al gobierno de los EEUU; la privatización de las industrias básicas; un sistema  médico incapaz de asegurarle la salud a los más pobres del país; una desatención a  las personas de la tercera edad, quienes eran repelidos en la manifestaciones de manera brutal; entrega total de nuestros recursos a los monopolios extranjeros; la mediocridad de los  programas ofrecidos por los medios de comunicación privada…entre tantas de las barbaridades con las cuales obligaron a convivir  a los venezolanos durante más de cuarenta años. Esto era lo creíble, más allá de esto, lo ofrecido por los gobiernos cuarto republicanos correspondía al renglón de lo increíble, es decir algo cercano a la fantasía. Lo increíble podría deslumbrar y enfermar de los ojos a los venezolanos, tal como en el mito de Platón.

Con la llegada de mi comandante Hugo lo increíble se convirtió en creíble, no una quimera. Lo que los MUDos y el sexteto oligarca se niegan ver porque lo  duelen los ojos, lo están observando millones de venezolanos. En su sempiterna ceguera por la luz que brilla en una excelente gestión de gobierno, no ven el Cardiológico Infantil; el nuevo ferrocarril; el metro cable; las nuevas universidades; los CDI; los módulos de Barrio Adentro, los Mercal y Pedval, una PDVSA cuyos beneficios económicos se traducen en logros sociales; la existencia de un poder popular a través de los Centros Comunales;  la red de distribución de alimentos; las dignas casas y apartamentos entregadas por mi comandante Hugo; el nuevo puente del Orinoco, la nuevas concepciones habitacionales, como Cuidad Caribia y Ciudad Tiuna, entre tantas que se están construyendo en la actualidad; el satélite Simón Bolivar; las canaimas y las canaimitas para iniciar a los niños pobres en el manejo de las computadoras; la pensión digna de los asegurados de la tercera edad; los celulares vergatarios y oriniquia, en fin, un proyecto de país…entre tantas obras que por su tamaño  serían fácil de mirar, pero los MUDos y los del sexteto oligarca siguen aceptando sólo lo creíble de la cuarta república. Se niegan ajustar su visión a lo creíble de lo increíble del gobierno de mi comandante Hugo.  Por lo tanto deberán preparase para intensos relámpagos luminosos cuando entre en vigencia la justicia, la igualdad, la equidad, compresión, complementariedad, independencia y libertad de un futuro gobierno socialista.  Por esto les recomiendo a los MUDos y al sexteto oligarca que regresen a la oscuridad de la caverna de donde nunca debieron salir.

En la misma onda paradójica del epígrafe de este artículo, es importante resaltar que nuestra “ínclita estirpe” criolla,  en su afán de arrogarse para ellos la decencia de un país, parece haber perdido la memoria. No sé por qué razón cuando los “decentes” hablan viene a mi memoria la indecencia de  renombrados apellidos   como: Machado, Vollmer-Zuloaga, Mendoza, Boulton, Delfino, Neuman, Phelp, Blohm, Tamayo; Domínguez… entre las pocas familias que utilizaron las riquezas de Venezuela para sus proyectos y beneficios familiares. No fue el monopolio de la “decencia” lo que administraron, fue el monopolio de las finanzas del país, las inmobiliarias, las industrias, los comercios y servicios y de todos aquellos alimentos que  pudieran meterse en bolsas o en botellas para vender en el mercado y así especular. De esto último se vanagloria uno de los “dignos representes” de las familias “decentes”. Estoy de acuerdo, se debe devolver a sus dueños los expropiado, tal como afirman los MUDos y los del sexteto oligarca. Se le deberá restituir las tierras a los guajiros, a los pemones, yekuanas, yupkas… entre tantas de las tribus indígenas a quienes les fueron despojados sus dominios por lo “decentes” de las encumbradas castas. Y no sólo les fueron arrebatas sus tierras para convertirla en “propiedad privada”, los “venezolanos decentes” se dedicaban a la cacería de guajiros para obligarlos a trabajar como esclavos en las haciendas ganaderas del Zulia. Muchos de aborígenes de las tribus yanomamis, pemones, entre otros tuvieron que remontar el Orinoco para evitar ser cazados  y muertos por “los decentes” en su afán de terrofagia. En la actualidad, hay “insignes personajes de la estirpe criolla” quienes exhiben algún “título real” para reclamar una posesión. Parece no comprender que tales documentos provienen de un acto ilícito como fue “el repartimiento” de tierras; tal reparto provenía  del robo de las heredades de los pueblos originarios. No cabe duda, los “decentes” no recuerdan sus indecencias: su enriquecimiento con el sudor y sangre de los esclavos, de los obreros, y el chuleo descarado de la renta petrolera. Ciertamente, los “decentes” roban a diestra y siniestra y luego formulan las leyes para proteger “la propiedad privada” proveniente del escamoteo. Por eso la gloria de mi comandante Hugo es su trabajo incansable y su destino, como es costumbre, será vencer el 7 de octubre del 2012.    

                                                                             

                                                                               enocsa_@hotmial.com    


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Enoc Sánchez


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