“El hombre sabio querrá estar siempre con quien sea mejor que él”
Platón…
La ultraizquierda foquista es el animal que tropieza dos veces con la misma piedra, favoreciendo nuevamente a la oposición.
La batalla mediática, no es fácil. Venezuela es una democracia por mandato constitucional, por lo tanto el estado está obligado a actuar dentro del ordenamiento jurídico y el marco legal.
Por eso cuando Hugo Chávez dice: “la Piedrita esta infiltrada por la CIA”, se confiesa en la necesidad de aplicar las leyes severamente a todo infractor de las mismas, ya que la anarquía y el despelote es una camisa de fuerza que impide el avance del socialismo bolivariano.
Actualmente dentro de la democracia bolivariana hay que actuar con pie de plomo, manteniendo la coherencia en las acciones que desarrollamos, pero tomando en cuenta una realidad insoslayable: la estrategia que llevamos hasta ahora los revolucionarios es anárquica y dispersa, alejada del alma y el sentimiento socialista, y se está aplicando una táctica que pareciera elaborada en el sobaco.
Las acciones de una política verdaderamente socialista en este siglo XXI, no puede coincidir, desde el punto de vista táctico, con las pasiones de grupos de desadaptados. Y más cuando sus líderes son solicitados por la justicia, por estar incursos en hechos criminales, y mucho menos cuando se actúa cegados por el odio, el resentimiento y la ira.
La lucha revolucionaria, hoy en día en este mundo moderno, donde nadie tiene el derecho a dañar a nadie, y más aun pretender pasar por encima del liderazgo del presidente Hugo Chávez, del PSUV, como en su tiempo lo quiso aplicar la fallecida camarada Lina Ron.
La izquierda ultrosa siempre ha estado equivocada profundamente. Siempre han tomado sus decisiones en cenáculos o cotos cerrados, sin consultar a nadie. Ejecutando acciones (La piedrita) como las de las fotos donde aparecen niños con fusiles, son pequeños grupos foquistas que no son representativos, que no tienen ninguna capacidad para atraer o movilizar masas populares.
Lo declarado por el ministro del interior Tareck El Aissamí, no debe quedarse en la simple retorica legalista, porque si no se desarma a estos colectivos anárquicos del 23 de enero, el 7-O en la Gran Caracas la revolución bolivariana puede sufrir una aplastante derrota, por decir algo sobre una “derrota anunciada” .
No se puede seguir permitiendo que cuatro gatos, como lo hecho por la piedrita, en una acción foquista y ramplona, en una palurda desviación militarista, criticada por revolucionaros sensatos, y que constituyó un grave error de la lucha armada en los años 60: “Cuyos lideres de aquella época, hoy conviven, y algunos son candidatos a las primarias de la MUD en la actualidad, y que en el pasado participaron en acciones violentas, secuestros, asaltos a bancos etc.”. Sin ser apoyados en aquellos momentos por una verdadera participación popular.
La “operación fotografía” de la piedrita no hace sino facilitar la acción mediática de la oposición que persigue derrotar a Hugo Chávez el 7-O. Esta acción ‘piedrera’ hace solazar a los medios opositores en contra de la revolución bolivariana.
No se si valga la pena llamar a estos colectivos a que entreguen pacíficamente esa armas, antes que sean sometidos por la fuerza y desramados por el gobierno bolivariano: tal vez la soberbia dicen, es lo peor de los llamados pecados capitales, pero es necesario tomar acciones enérgicas con absoluta seriedad: pretender ser más revolucionarios que todos los militantes del proceso, se termina favoreciendo a la oposición para su regreso al poder.
Hoy en día dudo bastante que una caricatura de guerrilla urbana funcione. El caso reciente de la ETA de España es muy elocuente. Fueron buenos, y crearon unas estructuras lo suficiente fuerte para la batalla, pero después por sus acciones terroristas se estancaron y fracasaron. Perdieron el rumbo cayendo en el militarismo, al igual que les sucedió a las Brigadas Rojas italianas.
Sobre guerrillas urbanas en Venezuela hubo una muy mala experiencia, que acabo de ver, y recordar con las acciones de la piedrita, que no es viable en estas condiciones de democracia bolivariana.
Lo de ellos es una acumulación de fuerzas locales, en torno a problemas comunales concretos, y lo aprovechan para la agitación, y la obtención de recursos monetarios.
Hay que estudiar seriamente los errores de estos colectivos, e intentar rectificarlos nosotros, y sobretodo centrarse verdaderamente en el socialismo que pretendemos construir señor presidente Chávez. Y lo más importante, repito, es ganarse la confianza de las clases sociales más bajas que hemos ido perdiendo.
Creo que esta probado que el foquismo en Venezuela no ha tenido, ni tiene futuro, porque no se liga a las masas populares, por cuestiones muy claras.
Aquí la situación de descontento no es suficiente para que se inicien actividades armadas, buscando el establecimiento de bases de apoyo.
En Venezuela no existe una conciencia social mínima para que estos grupos ejecuten operaciones de sabotaje y armadas. Buscando el arrastre popular, esto es pecar de vanguardismo político; el querer estar ante las masas, y no entre las masas. Para mi esto esta muy claro. Las experiencias pasadas antes nombradas muestran que esto no es viable en Venezuela en la actualidad.