No cabe duda que el sacudón de 1989 conocido como el “Caracazo”, y la rebelión cívico-militar del 4 de Febrero de 1992, de la que se acaban de cumplir veinte años, fueron rupturas generadas, entre otros flagelos, por la terrible desigualdad social que había sufrido el pueblo venezolano desde la colonia hasta la época. No en vano muchos críticos han dicho que estos acontecimientos dividieron la historia política del país en dos grandes pedazos.
Por supuesto que cuando se habla de “desigualdad” se habla de injusticia porque no existe justicia sin igualdad, y viceversa. Así lo entendieron, por ejemplo, Platón y Aristóteles quienes fueron los primeros filósofos que abordaron el tema de manera sistemática en la cultura occidental. Ambos pensadores se encargaron sobre todo del problema de la naturaleza de la justicia y particularmente en relación con la ciudad- Estado.
Indudablemente que la situación que atravesaba el país para aquél momento ha venido cambiando, pero, para ser honestos, de forma extremadamente lenta. Alcanzar cierto grado de justicia sigue siendo una de las más grandes deudas que tiene la revolución bolivariana con la gran mayoría del pueblo que tiene la esperanza de vivir en una sociedad más igualitaria y justa.
Estas reflexiones vienen a propósito de unas declaraciones ofrecidas en VTV por la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, en las que enfatizó acerca de la imperiosa necesidad de municipalizar la justicia; propósito que ella viene impulsando desde el Ministerio Público con la creación de las fiscalías municipales y otros instrumentos jurídicos que intenta acercar la justicia al pueblo, condición sine qua nom para lograr la máxima suma de felicidad posible.
.Ha sido Ortega Díaz una de la funcionarias del Estado más eficientes y comprometidas con el tema de abordar la justicia de manera integral. Así lo ha demostrado en la praxis, impulsando desde el MP programas importantes como el de las fiscalías municipales, el de prevención del delito y la Escuela Nacional de Fiscales.
La fiscal general de la República, que quizás no ha sido escuchada con la atención que merecen las buenas ideas que a diario formula a través de los medios de comunicación, seguramente jugará un papel importante en la propuesta lanzada recientemente por el presidente Chávez de reformar el sistema judicial venezolano. Una transformación que debe ser urgente.
En la concepción griega clásica la justicia constituye el elemento fundamental en la organización de la sociedad. Decía Platón que: “ La justicia no solamente es una alta virtud; es la virtud esencial y suprema del Estado, que debe organizarse enteramente según ella. E Estado ideal es el Estado donde domina la justicia”
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