No hubo sorpresa en el triunfo de Capriles. Muchos lo veían así desde incluso antes de la renuncia de Leopoldo López; al producirse ésta y apoyar López a Capriles, el triunfo tenía que ser más seguro y más amplio. De hecho, dos opositores periodistas con medios propios se enojaron enormemente con el acuerdo López-Capriles. En todo caso, los venezolanos, como han hecho siempre en las últimas décadas, se anotaron al candidato ganador, lo que explica no sólo la ventaja de Capriles respecto a Pablo Pérez, sino la baja votación de María Corina (4%) pese a su vehemente campaña y su permanente protagonismo. Diferencias tan abismales fueron decisivas para evitar la aparición de problemas de última hora.
La gente salió
a votar por su cuenta, sin que la tuvieran que convencer al respecto
y sin requerir mayor movilización. Los partidos contaron poco, lo que
nos da un cuadro político futuro de partidos débiles, incluyendo al
propio PSUV. Esta nueva situación comenzará a impactar voluntades
e indefiniciones de la gente respecto de las elecciones presidenciales
de octubre venidero. Las encuestas detectarán este fenómeno. Si comparamos
la situación política venezolana de hoy con la de hace 13 años, detectaremos
un retroceso del cuadro político venezolano entre la elección presidencial
venidera y la situación de 1998. Éste es una consecuencia de la errada
política llevada adelante todos estos años.
Últimas Noticias, pp , 15-2-2012, Caracas
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