Sorprende la seriedad y la arrogancia con la que algunos especialistas de la oposición hacen el ridículo cuando intentan banalizar el liderazgo del presidente Hugo Chávez. El primer y más grave desatino que cometen es no querer entender que el líder del proceso revolucionario es un fenómeno comunicacional sin parangón en la historia política de las últimas décadas.
Eso queda al desnudo, por ejemplo, en la manera como el candidato de la Mesa de la Unidad Democrática, Capriles Radonski está desarrollando su estrategia discursiva para las elecciones presidenciales del 07 de octubre, aspecto que muestra una gran incapacidad para decodificar las fortalezas de un hombre como Hugo Chávez, que ni siquiera la incertidumbre que pudiera generar su enfermedad le resta popularidad, sino más bien la aumenta.
Los asesores majunches no hayan como debilitar la ascendencia de Chávez sobre una gran parte de la población venezolana que lo sigue, y hasta lo mitifica, entre otras razones porque el presidente es percibido como un líder honesto y carismático que gracia a sus virtudes humanas y su condición filosófica y espiritual se ha metido profundamente en el corazón de sus seguidores.
Lo hemos escrito en otras ocasiones, Hugo Chávez es un excelente estratega de la comunicación que además de carisma y originalidad reúne casi todas las condiciones que requiere un político para alcanzar un gran poder de persuasión.
Pero lo más importante, Chávez no convence al pueblo porque posea un discurso cargado de lógicas racionales positivistas. No, el discurso del Presidente tiene una carga afectiva, emocional, psicológica y amorosa como jamás lo ha tenido ningún otro líder en la historia de Venezuela. Esto es fácil por lo menos intuirlo a través de los gestos de amor y solidaridad que le brinda el pueblo a diario. Demostraciones afectivas que muchas veces trascienden hasta la veneración y las lágrimas. Un solo dato, cuántas personas vio usted en el pasado llorando de amor por Betancourt, Carlos Andrés, Caldera o Luis Herrera. Lo que le debería preocupar a la oposición es que el pueblo no dice “Chávez te necesitamos”, dice: “Chávez te queremos, te amamos”.
Los asesores majunches que pretenden coronar al señorito Radonski el 07 de octubre, además de no entender el gran poder de comunicación y persuasión de Hugo Chávez, intentan derrotarlo con mentiras, falsas ilusiones, ofertas engañosas y guerra sucia. ¡Ay que pobrecitos!, deberían comenzar por leerse el viejo libro de Vance Packard: Las formas ocultas de la propaganda.
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