Ataúlfo Pérez estaba felizmente casado con Bonifacia Marín, hasta que un día empezó a darle su apoyo a la Oposición, mientras que su esposa era chavista y quien defendía a capa y espada toda la obra que ha realizado el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, a quien admiraba y lo tenía como el salvador de la Patria. Mientras tanto su marido le tenía al hijo de Sabaneta un indescriptible odio y terror, y por eso lo acusaba de tirano, de dictador y asesino, y lo cual molestaba al extremo a su compañera; tanto así que un día le gritó a su esposo: “Si usted no cambia de ideas políticas más nunca se acuesta en mi cama y por tanto estará castigado sin probar aquello que mató a San Lucas”.
Al compañero de Bonifacia Marín, los primeros días no le pegó mucho aquel torturante castigo. Pero un día cuando ya había pasado un tiempo suficiente y había meditado profundamente en su hamaca, sobre la gestión del Presidente Chávez, llegó a la puerta del cuarto de su mujer, tocó y dijo: “Mi amor, analizando bien el asunto he llegado a la conclusión de que ese Comandante Chávez, es un gobernante grande, pues ahí tienen las misiones: Barrio Adentro, Robinson, Rivas, Sucre, Ayacucho, Mercal, en Amor Mayor, La Gran Vivienda, Hijos de Venezuela y Vuelvan Caracas; las escuelas bolivarianas; los precios del petróleo; el sentimiento nacionalista; el apego a la Constitución; el respeto a los derechos humanos; la libertad de prensa y expresión; y pare usted de contar…
Fue ahí que la esposa le dijo: “Ahora no solamente te abro las puertas de mi cuarto, sino de mis entrañas; pues hoy entre tú y yo vamos, cual Florentino, a matar a ese diablo que me está ardiendo por dentro, y al final gritaremos: “Viva Chávez”.
Y así fue que comprensivamente se reconciliaron los esposos Pérez- Marín.
P.S. Con Carlos Mata Figueroa crece la esperanza en el estado Nueva Esparta, de tener un gobierno bolivariano y avanzar por el camino revolucionario. Mientras tanto en el municipio Gómez de dicho estado, la alcaldesa Yannelys Patiño, sigue realizando un trabajo en pro de sus pueblos, a pesar de no contar con grandes recursos para afrontar ciertos proyectos de envergaduras.
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