Sindéresis

Hay gato Briceño encerrado

Que el gato Briceño, gobernador de Monagas haya exacerbado sus diferencias internas en el PSUV, al punto de dejarse utilizar por los medios enemigos de la revolución para exponerlas al dominio público con el piquete fracionalista que le viene poniendo, es altamente sospechoso. Y que sea en estas épocas cuando mas es necesaria la cohesión de las ideas y la acción, hacia el triunfo electoral de Octubre, incrementa la sospecha. No miró el espejo que viene proyectando el gobernador de Lara, el compatriota Briceño.

Por que se pueden tener discrepancias con Diosdado, y eso es legítimo. Hasta con Chávez es legítimo tenerlas. Pero de allí a que se tome ese incidente circunstancial para pretender abonar el infértil terreno opositor como queriendo catapultarse en ese espectro para el logro de objetivos inconfesables, huele a traición. Y eso exactamente es lo que está haciendo el gato de Maturín.

Porque nadie discute, de necio es hacerlo, que Briceño ha obtenido en Monagas un respaldo popular basado en su carisma y su gestión gubernamental. Pero nada de eso hubiera logrado El Gato, sino hubiera contado con el apoyo de Chávez y la revolución.

Sólo y sin un acompañamiento de la revolución, El Gato Briceño será pulpa de un fracaso político que ya le empieza hacer carantoñas. No ha entendido el gobernador oriental, que las posiciones personales deben estar supeditadas a los grandes propósitos de la revolución.

Tal vez todas esas desviaciones las adquirió El Gato, en la vieja estructura pequeño-burguesa del viejo PPT. Y todas las revoluciones del mundo, cuando ya han extendido el límite de la debida tolerancia interna, pasan a tomar entonces las más claras decisiones para truncar de cuajo el intento sectarista y caudillesco de todo cuanto eso pueda parecer.

Por eso, y el PSUV lo entendió, ha suspendido de toda militancia al gobernador de Monagas. Es muy probable, que muy pronto se extienda la medida al grado de expulsión, y ya allí probablemente seria inminente el inicio final de la carrera política de El Gato.

Uno no le desea a un compañero de lucha de tantos años que se inmole políticamente. Pero hay que darse cuenta, que sólo una terca posición de poder ahuyenta la debida cordura y desvirtúa los principios que todo revolucionario debe preservar, so pena de expiar una culpa superior que pesará indubitable en la conciencia de quienes ya en desvanecidas trincheras políticas, quedarán incrustados para siempre en el descrédito de su pueblo.

n_lacruz@yahoo.com


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Neri La Cruz


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