Las porquerías que a diario publica una de las disociadas más emblemáticas de la contrarrevolución, lo que revelan no es otra cosa que el odio indescriptible que por partida doble, ella y su marido destilan, el uno con sus editoriales mentirosos, ofensivos, delictivos y la otra con sus caricaturas violatorias incluso de los derechos humanos de quien le viene en gana.
La última de hoy 19, además de ser una ofensa a nuestro símbolo patrio, la bandera nacional, en la que sustituye las 8 estrella por impactos de bala, es el colmo de la locura, tanto que para parir una tan descabellada idea, esta vieja, como mínimo, tuvo que haberse fumado una lumpia.
Pero pensándolo bien, no hay que alarmarse tanto ante tamaña desfachatez, ya sabemos que esa gentuza de la derecha, ha demostrado cada vez que tiene la oportunidad, el desprecio por todo lo que significa para el pueblo lo más sagrado como son la efigie de nuestro Libertador y los símbolos patrios.
Fue lo que vimos el día de la auto juramentación, cuando el carmonazo, desaparecieron el cuadro de Bolívar que fue encontrado y rescatado casi de un basurero, es lo que han demostrado cuando usan en sus marchas violentas la bandera con siete estrellas, con el rojo hacia arriba, es lo que hicieron cuando bañaron en sangre la bandera nacional, es decir fascismo puro, en un país donde viven, mientras cometen sus fechorías contra la Patria, gritando a los cuatro vientos que aquí no hay libertad de expresión y que vivimos en una dictadura; hacen lo que hacen y nada les sucede, o más bien sí les sucede y es el juicio del pueblo que cada vez los lleva a hundirse más en su propio excremento como lo reflejan todas las encuestas.
La última publicación de la caricaturista del odio, que es como debería llamarse pues es lo que destila por sus manos, que pareciera lava con sangre y por su mente cargada de ideas perversas, es un delito, tipificado en la Ley y por ello la autoridad que tenga el deber de actuar debería hacerlo, pues de otra manera habría complicidad, y que no vengan con el cuento de que se le está violando la libertad de expresión a esta sujeta, pues ésta no puede ser infinita, tiene que tener un límite y ese límite ha sido traspasado, no sólo esta vez contra nuestra sagrada bandera, sino en muchas otras oportunidades; particularmente creo que esta vez, esta señora (lo de señora es un decir), rebasó lo permisible y por ello, simplemente se le debería aplicar el rigor de la Ley.
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