Vayamos a la Historia. La Revolución Industrial transformó no solo las economías nacionales sino también las políticas internas, las geopolíticas y las geoestratégicas relaciones en un mundo que caminaba hacia “pasos superiores” en la evolución perfectible del sistema económico que imperaba en las Europas de las testas coronadas del continente europeo cuales, obligadamente, desarrollaban los medios de producción locales-nacionales y comenzaban a conocer los impactos que esas invenciones mecánicas tenían en sus sociedades nacionales en lo económico, cultural y en los pensamientos, en las formas de analizar los efectos que esas modernidades en ideas humanistas, y, quizás, las extrañezas de pueblos que, de repente, se vieron invadidos, arrollados, limitados en sus propias culturas, alienados por paradigmas extraños cultural, social y económicamente pero eran realidades a las que bien se oponían violentamente, bien asumían en sumisión rebelde, en lo sicológico, realidades, naturalmente, anti-naturales.
Pero se incorporó un nuevo factor de una realidad que iba a tener consecuencias mundiales casi inmediatamente a la maquina de vapor; es decir, la obligada “energía”, factor esencial para la vida cotidiana, se vio afectada, positivamente, por dos materias necesarias para la producción de esa energía para la vida y el funcionamiento de aquellas máquinas inventadas: el carbón y un producto del petróleo: kerosene. Es decir, casi desde el mismo momento del desarrollo de la Revolución Industrial, el petróleo “entró por casa” e, inevitablemente, se convirtió en una “contradicción histórica” en el desarrollo del capitalismo en sus etapas históricas. Nos vamos a permitir una anécdota. En visita a Beijing, camino hacia el Tibet, en aquel año electoral post-4 de febrero, invitado por el Partido Comunista Chino, se encontraba, en visita oficial, Rafael Caldera. En conversación nos referimos al libro que ocupaba su atención en lectura. Su respuesta, al tiempo que nos sugería su lectura, fue tajante: “…vivimos del petróleo, es necesario conocer sus historias…” (ver: Daniel Yergin. “The Prize”. The epic quest for oil, Money & power. A Touchstone Book. New York, 1992, pp. 885 plus I-XXXII. Una versión en español en Tecni-Ciencias) El petróleo, sin lugar a dudas, es, no solo factor fundamental a la cotidianidad venezolana y allende los mares, sino que entramos en la Historia Mayor que nos impacta en todas y cada una de las decisiones de nuestra Política de Estado en Revolución Bolivariana como bien lo expresó Rafael Ramírez en su escrito referido más arriba.
Nos comunica Yergin que el precio del kerosene, proveniente de las tierras rusas, a nivel mundial, se calculaba en base a su precio en las costas sobre el río Yangtze, en China: “…at the end of the XIX century, demand for artificial light was [up]…by kerosene…the Russian refiners began producing as much kerosene as they could for export…prices collapsed…in China…” (“…al final del siglo XIX, la demanda para la luz artificial aumentó…gracias al querosén…las refinerías rusas comenzaron a producir querosén a su máxima capacidad para su exportación…los precios colapsaron…en China…” Idem, pp. 25-117). Una realidad que, regresando a nuestros momentos actuales, pareciera que los precios del crudo, a nivel mundial, vuelven a tener su impacto en las realidades del mercado chino con relación a su economía en permanente crecimiento aún y cuando se estén revisando los índices de su crecimiento -PIB-.
¿Qué queremos expresar? Pues regresemos a la Historia. Cabría la pregunta obligada ¿Por qué China en el siglo XIX y porqué China en el siglo XXI y cómo se ha desarrollado la economía mundial desde los impactos de la Revolución Industrial hacia sus caminos hacia el Asia: India y China, para que los actuales paradigmas del capitalismo estén marcando caminos, evidentemente, revolucionarios de cambios profundos, en el contexto globalizador, por sus propias contradicciones internas trasladando sus propias realidades en crisis hacia la región de Asia y el Pacífico en el marco de la “nueva doctrina Obama” (José Vicente Rangel dixit)? Seguramente, Rafael Ramírez nos podría orientar en esas variables petroleras que inciden más allá de los propios precios del crudo y sus derivados que, al tiempo, están impactando en la geopolítica y geo-estrategia mundiales, particularmente, en las relaciones, objetivas y necesarias, entre el Imperio y los países productores petroleros; como deberá instruirnos en el real significado que con ese “nuevo factor humanista-económico” cual representan las Misiones “en pleno desarrollo” como una nueva realidad en la socio-economía nacional que va más allá de esa economía del petróleo nacional y como un paradigma, nuevo y novedoso, que muestra formas estructurales y super-estructurales diferentes, cualitativa y cuantitativamente, del impacto de la plusvalía en el marco de la decadencia, paulatina, de las estructuras capitalistas en el proceso de “cambios profundos” nacionales.
En ese escenario arriba propuesto, se nos presenta un otro escenario en el marco-diseño de la Política de Estado en la política exterior de la Revolución Bolivariana. Ese escenario contiene las siguientes variables: el petróleo y su objetiva incidencia en las políticas socio-económicas internas-nacionales; los cambios super-estructurales que afectan los inconscientes colectivos de toda la sociedad nacional producto de esa objetiva incidencia en mención; las relaciones petróleo-Imperio-relaciones bilaterales; la “nueva política bolivariana de exteriores” de la Revolución Bolivariana; y, por último, el factor humano. Es obligado precisar que sin el liderazgo de Hugo Rafael Chávez Frías, a quien podríamos considerar, al tiempo que “el líder indiscutible”, como el “catalizador de la Revolución” bolivariana, humanista, socialista y ancestral a lo interno como allende, la “nueva PDVSA” no tendría su razón de ser por lo que la política “aguas abajo humanista” expresada y concluida en “las Misiones”, en permanente ejecución, por Rafael Ramírez, en obediencia al Poder Popular, la Revolución Bolivariana no contendría los paradigmas revolucionarios distintivos y diferentes que se han expresado en otras revoluciones.
¿Qué buscamos destacar? Debemos aceptar que el petróleo es “la realidad”. Que esa realidad afecta, en Revolución Bolivariana, positivamente en el crecimiento estructural de Venezuela y, por ejemplo, en los países miembros de Petro-Caribe, ALBA, y otras realidades objetivas continentales-americana. Que el petróleo tiene un impacto en la super-estructura que nos permitimos considerar como más “grave” para el capitalismo que en la propia estructura. Que el petróleo está permitiendo cambios profundos en la estructura económica venezolana que permitirá seguir desarrollando el proceso de Independencia que, cotidianamente, nos recuerda el Comandante. Que el petróleo es la segunda contradicción con los EEUU de América cuando la primera es Chávez Frías, factor-humano determinante para consolidación del ideario revolucionario latinoamericano, centroamericano y caribeño con incidencias en ciertos sectores sociales del Imperio. Pero no solo el petróleo; es también, la figura en liderazgo de Chávez Frías que es la referencia obligada de las contradicciones en el proceso de reingeniería del capitalismo. Por ejemplo, regresando a China. El impulso personal que Chávez Frías le ha dado a las relaciones con el Gobierno de la República Popular China, ha tenido, tiene y continuará teniendo un impacto objetivo y positivo no solo en Venezuela sino, también, en la América al sur del río Bravo que es fundamental en la contradicción Venezuela-EEUU de América y Chávez Frías-huésped de la Casa Blanca por lo que la Política de Estado en lo internacional es revolucionaria en lo histórico, novedosa en sus propuestas y firme en sus decisiones.