La superficialidad y la estupidez de la oposición son patéticas. Cuando se le pregunta a Capriles Radonsky o a cualquier otro de los dirigentes de la oposición: ¿qué hacer para enfrentar el problema del desempleo? Responderá: “lo que hay que hacer es crear empleos”. Luego si se le pregunta: ¿qué hacer para tener una mejor educación? Dirá: “lo que hay que hacer es construir más escuelas y tener mejores maestros”. Y si se le pregunta: ¿Cómo hacer para resolver el déficit de viviendas? Afirmará con vehemencia: “lo que hay que hacer es construir más casas y apartamentos”. Nuestra oposición es aburrida y previsible. Pero el problema nuestro es que le hacemos demasiado caso. Es decir, le hacemos demasiado caso a la banalidad. Particularmente en los programas de TV y, principalmente, en VTV. Como acertadamente lo señalara un compañero, de estas mismas páginas de opinión, Oswaldo Flores, en su artículo: ¡Los “majunches” marcan la agenda!
Parafraseando un escritor español, Juan Bonilla, uno pudiera decir, y casi esperar en cualquier momento, que luego de una de esas sosas respuestas, Capriles termine saltando en júbilo y gritando: ¡Gooooool! ¡Gooooool! En el mismo tono que utilizan los narradores de fútbol. No se trata de una exageración, casi sucedió luego de su triunfo, en las primarias del 12 de febrero. Al momento del discurso de celebración, los otros candidatos y los principales dirigentes se subieron a la tarima y festejaron y se abrazaron efusivamente como lo hacen los hinchas, de cualquier equipo, después de un gol. Todos lo vimos por televisión. La efervescente manifestación por la alegría de un gol.
Nuestros comunicadores sociales no deben entonces repetir esas “jugadas de goles”, de la oposición. Repetimos, una y otra vez, esos “goles” que nos muestra Globovisión y obviamos difundir, o dejamos en un segundo plano, los inmensos logros de la Revolución. ¡Insólito, pero cierto! Es verdad que, a veces, hay que desmontar alguna matriz de opinión opositora pero eso debería difundirse rápidamente y no hablarse de ello durante días y días. La Gran Misión Vivienda Venezuela no es un gol, es una idea maravillosa, dictada por la necesidad de inventar soluciones, y que puso a todas las instituciones públicas y a las comunidades a resolver un problema que, solo, el Ministerio de Hábitat y Vivienda no estaba en capacidad de solventar.
Las Misiones Sociales son ideas extraordinarias para superar las trabas y los vicios de las estructuras burocráticas tradicionales. Son
logros monumentales, no son goles. Y así muchas otras grandes ideas que pudiéramos enumerar.
Desperdiciamos el extraordinario programa de Walter Martínez, “Dossier” que nos debería permitir contextualizar lo realizado en 13 años de Revolución, a pesar de la irracionalidad y la locura del capitalismo, y su modelo de producción, que nos afectan en alguna medida, y debatir sobre el significado de las guerras, la crisis financiera y económica mundial, y el caos climático que le son propios.
A Chávez lo único que le falta es arrodillarse, para rogarnos que difundamos los logros de la Revolución. ¡Cuánto nos cuesta hacerlo!